Escritor

El verano acentúa el calor. El calor remata la faena. El calor en los años cuarenta, con tres sequías (las célebres sequías de Franco), no tenía la publicidad que tiene hoy, donde hay cierta desesperación. Mi amigo, encima, despide a su hija que se va a trabajar nada menos que a Tenerife, donde otros van a lucir el palmito. El calor arroja un saldo dramático mayor. Aunque nos digan lo contrario, una representación de nuestro ejército se va a la guerra, porque Irak está en guerra con occidente. Matar a los hijos de Sadam, además, es un acto de represión. Aznar, entre tanto, se va a leer poesía y la historia de España contada por Pío Moa, un terrorista recauchutado, que nos advierte que la historia de España sólo la cuentan los revanchistas y él es todo lo contrario: un terrorista agradecido. ¡Exterroristas del mundo, escribid vosotros la historia!

Salsa rosa abandona durante un rato la salsa y nos mete un "reality show", como el de Julián y el Jesús Gil, que nos deja doblados. Daría algo por oír el monólogo de la Pantoja delante de la estatua de Paquirri, hablándole de los planes urbanísticos de Marbella y de la desaparición del GIL:

--¿Pero chiquilla, que es eso del GIL...?

--La hecatombe, Paquirri...

Me resisto a escribir la palabra descomposición, porque la utilizaba constantemente Franco para explicarle a los españoles su integridad, pero algo pasa o algo nos pasa, y eso es lo que pasa. En estas circunstancias, hasta me parece una historia para Salsa rosa lo de Puerto Hurraco, con nuestro presidente explicando lo que le parece y Carlos Saura en off oyéndolo para intervenir después.

No nos han contado adónde se ha ido Rodrigo Rato y su doctorado, que forma parte del caos general, que no me atrevo a considerarlo descomposición, aunque lo parezca.

O sea, que no nos falta de nada. Los actores de Electra pusieron las cosas en su sitio durante un rato que nos quedamos asombrados. Duró poco.