En estos momentos en que todo el mundo anda buscando las causas de la crisis y sus posibles soluciones, pocos son los que se atreven a cuestionar el propio sistema capitalista. Como mucho, algunos se atreven a hablar de reconstrucción del capitalismo.

Pero, claro, como uno es mal pensado, eso de reconstruir el capitalismo no me acaba de convencer. Si reconstruir significa volver a construir lo mismo que teníamos antes lavándole un poco la cara, no habremos avanzado nada. Así que no engañemos al personal. Y si no tenemos voluntad ni determinación para buscar alternativas al capitalismo, al menos hagámoslo más ético y humano.

Reconstruir el capitalismo debería significar mucho más que reformar y ordenar el sistema financiero internacional o hacer que la maquinaria productiva y consumista vuelva a funcionar de forma irresponsable como lo veníamos haciendo hasta ahora.

Para que sea creíble, reconstruir el capitalismo debería significar un cambio profundo en las pautas de producción y consumo. Debería significar tener en cuenta la escasez y limitación de los recursos naturales, el respeto y preservación de la naturaleza, un reparto más justo de la riqueza y una auténtica solidaridad con los excluidos.

Pedro Serrano Martínez **

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