Debieran, tras los actos políticos, inventar otra cosa menos la de salir corriendo, prácticamente huyendo de los desesperados esperadores. Y esto no sólo lo hace la derecha, sino todo el arco parlamentario.

Según cuentan, en la visita de ZP, salieron a toda velocidad de la plaza del Rastro, bien es verdad que haciendo antes un acto publicitario, muy a pesar de no ser ésa la intención. A ver si es posible que en la reentré de la política, eso se corrija de una vez, pues desde la boda de la hija de Aznar, en El Escorial, se han perdido las maneras.

Dejar como dejaron a esos cientos de personas que le querían decir guapo de cerca a Zapatero, no me parece bien, y si encima se sale con coches negros y de lujo a toda pastilla, eso deja muchas frustraciones que pueden terminar después llegando a casa y rebanándole la cabeza a un niño.

Me imagino los días que lleva pasados Acedo en Mérida, primero con el mitin de Fo y ahora teniendo que ver a Zapatero desde el agujero que dejaron los del teniente coronel Asensio en la fachada del ayuntamiento, porque esto destruye mucho interiormente. Yo pediría a todos un poco de calma, y por ejemplo salir de uno en uno, o salir y hablar con alguien como si nada, y después ya te montas en el coche y quedáis en donde sea, pero salir corriendo no, por favor. No se trata de correr el Tour de Francia, sino de ver que todo es normal, o no tan de compromiso, sobre todo cuando hay políticos que se gozan de decir al pan, pan, y al vino, eso.

Después, claro, viene la oposición y dice que le falta contenido al proyecto. Y Aznar , que no vino nunca...

*Escritor y jefe del Servicio Territorial de la Consejería de Cultura en Badajoz