TQtuienes pensaron que aquella intervención de Pilar Manjón en el parlamento, en la que las preocupaciones humanas ridiculizaron las pueriles broncas partidistas, podrían remover los cimientos de la política, ya habrán caído en la cuenta de que la memoria y el propósito de enmienda no son las principales virtudes de algunos políticos catalanes.

Mientras que los vecinos del Carmel esperaban una solución práctica, Maragall y Mas se liaban a tomatazos a costa de un tres por ciento de no sé qué, de unas amenazas para bloquear un nuevo estatuto y con rectificaciones que sólo sirven para agravar el primer desliz. Tendrá que haber un momento para saber si es cierto que los constructores pagan a los partidos y habrá lugar para debates autonómicos o federalistas, pero lo importante no puede distraernos de lo urgente: Ahora hay que dar un hogar a quienes la incompetencia, que no el infortunio, se lo ha arrebatado. Lástima que los únicos cimientos que se hayan removido sean los de este barrio de trabajadores.

*Profesor y activistade los Derechos Humanos