Este periódico publicaba ayer un informe sobre cómo están enfocando sus candidaturas las 12 ciudades (con la excepción de Cáceres y teniendo en cuenta que Oviedo, Avilés y Gijón plantean una candidatura conjunta) que aspiran a ser capitales culturales en el 2016.

De la lectura de la información se deduce que solo unas pocas tienen definido un modelo que trascienda los lugares más o menos comunes de "la apuesta por la cultura del siglo XXI, la multiculturalidad, la paz, el entendimiento entre los pueblos", etc. y que, además, solo otras pocas (Córdoba, Alcalá, Zaragoza...) pueden presumir de un patrimonio cultural e histórico que sea factor importante en su opción. Da la impresión de que a la carrera por la capitalidad cultural en el 2016 se han apuntado muchas ciudades con el objetivo, no de conseguirlo, sino de movilizar sus propias fuerzas o las de sus instituciones autonómicas (el respaldo del poder autonómico es otro de los elementos que se aprecian) buscando un pretexto para mejorar sus infraestructuras culturales. Es decir, que lo que buscan no es la Capitalidad, sino hacer parte del camino hacia la Capitalidad. Ello, sin embargo, no puede distraer a Cáceres 2016, que debe acentuar su apuesta por el enfoque americano y europeo, que es el elegido, para pasar sin apuros ´el corte´ de julio del 2010. El tiempo apremia.