Carta abierta a Del Bosque

Querido Vicente: En días en los que la alegría inunda este país tras conseguir la Copa del Mundo, a buen seguro has recibido ya todas las felicitaciones posibles y más que merecidas. Pero no puedo dejar pasar esta oportunidad para destacar las cualidades que has inculcado a "la Roja" que, a buen seguro, son un fiel reflejo de las que encarna su entrenador. "La bondad en persona, el hombre correcto", gritó Pepe Reina ante la multitud. Tu buen hacer, tu posición siempre de un paso atrás para el lucimiento, pero un gran salto hacia adelante para el esfuerzo, el sacrificio y el trabajo bien hecho, todo ello mezclado con una apabullante normalidad y serenidad, son una muestra de tu compromiso y de la implicación que logras en quienes te rodean. A buen seguro no hago con estas palabras sino poner de manifiesto lo que toda la sociedad ya conoce, pero me gustaría añadir algo más que antes pasaba desapercibido: la normalidad con la que te refieres a tu familia y especialmente a tu hijo Alvaro, un chico que convive con una discapacidad intelectual, y al que toda España ha descubierto en este mundial. Le hiciste la difícil promesa de unirse al autobús de la selección si ganábamos el título, también en esto tratando de dar un ejemplo de seriedad y de esfuerzo al que todos, especialmente los jóvenes, debemos enfrentarnos. Pues tengo que decirte, querido Vicente, que con Alvaro en ese autobús han viajado los sueños de muchos ciudadanos, con y sin discapacidad, que nos hemos sentido representados en él. Muchos ciudadanos hemos sido Alvaro en ese autobús. Sólo me queda agradecer tu esfuerzo en nombre del deporte paralímpico que, como sabes, persigue y practica este tipo de valores: deportistas a quienes su discapacidad no merma un ápice de entusiasmo por llegar a la meta y, sobre todo, demostrar que las personas, cualquiera que sea su condición, si quieren y la sociedad les empuja y acompaña como ha hecho con la selección, son capaces de casi todo. Gracias.