Sociólogo

Estimado amigo/a: recientemente, tuve la oportunidad de compartir una tarde memorable con vosotros, las personas discapacitadas, y con algunos de vuestros familiares, amigos, profesionales y voluntarios, con motivo del acto de inauguración del presente Año Europeo de las Personas con Discapacidad en Extremadura, celebrado en Badajoz.

Lo cierto, es que este mundo siempre me fue ajeno, dado que entre mis familiares no cuento con personas con discapacidad alguna, y por tanto, no tenía contacto directo con estas gentes tan especiales; salvo, con algún vecino o joven en las asociaciones juveniles que participo, tal y como me ocurrió con Samuel, con el que coincidí casualmente en dicho evento, tras haber hecho de maestro de ceremonias, con todos sus pormenores.

Esta conmemoración, protocolario por la presencia de altos responsables institucionales, y a la vez, entrañable para los familiares y discapacitados de todo tipo homenajeados, ha provocado la eliminación en mi cabeza de determinados estereotipos negativos, que siempre suelen acompañar a esta parte minoritaria de la sociedad. Desde el conocimiento de vuestra realidad y el contacto interpersonal, pude confirmar que las personas con discapacidad no constituyen un grupo social separado, ya que deseáis vivir, estudiar, trabajar y divertiros en los mismos lugares y de la misma manera que lo hacen las otras personas de su edad, o del modo más parecido posible. Aun resultando obvio, quisiera recordar que estos ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones que los demás, pues las personas discapacitadas reclaman un trato similar, aunque algo más respetuoso, que no debe traducirse siempre en demandar más atención o más recursos, ya que en ocasiones, las demandas pasan por todo lo contrario: más normalidad y menos solidaridad mal entendida.

Vivimos en un contexto social de diversidad humana, en donde éstas y otras diferencias deben ser bien aceptadas y valoradas por todos; al igual que tener en cuenta sus inquietudes y necesidades particulares, prestándole el mismo nivel de atención que las de los demás miembros de nuestra comunidad. Esto siempre nos enriquecerá como humanos.

Con la mano en el corazón, y en calidad de observador participante de tal evento, describiría el gran cariño que desprendían sus caras, el sosiego que transmitían sus cuerpos en movimiento, y sus actitudes vitales ante sus circunstancias adversas. Reconozco que estas escenas me conmovieron de forma muy positiva, animándome a lanzar este mensaje de optimismo por vosotros, y a la vez, de agradecimiento por aprender algo de vuestras lecciones de vida.

Más reconfortante fue conocer a distintos activistas del movimiento asociativo de la discapacidad en nuestra comunidad autónoma, con unas estructuras consolidadas y articuladas en torno al Cermi-Extremadura (comité de entidades representantes de minusválidos), y con una inquietud plena en mejorar la calidad de vida de sus seres discapacitados, gracias a una amplia red de centros y servicios que cubren la geografía extremeña.

Parafraseando el lema escogido, aún hay camino por recorrer, unos más rápidos y otros más despacio, pero todos juntos, pues debemos ir erradicando esas barreras físicas, legales, comunicativas, y en especial, mentales, como he podido lograr en estos días, tras conoceros. Según los estudios sociológicos realizados, la discriminación por discapacidad no es una cuestión que siempre vaya unida a actividades determinadas, pues existe un cierto tipo de discriminación unida al rechazo, el desprecio o la indiferencia social, que es a la que mayoritariamente se refieren los propios discapacitados consultados.

Para concluir esta misiva, y sin erigirme como portavoz de nada, ni nadie, si quisiera aprovechar para reclamar públicamente a nuestras autoridades políticas, que tuvieran presente las propuestas de estos colectivos sociales en materia de accesibilidad, integración y protección; pues aunque sus voces sean menos altas, y sus movimientos más lentos, son parte importante de esta sociedad de hoy, abierta y tolerante, que os necesita en igualdad de condiciones, para seguir progresando en aras a construir esa sociedad del bienestar general.

Hasta el próximo encuentro, saludos.