Escritor

Dos años seguidos, aunque con actividades diferentes, la poesía ha tomado posesión de Yuste. Allí se celebró el pasado sábado el IV Encuentro Poético Internacional Dichter en Dichter organizado por la Fundación Academia Europea de Yuste, la Internationale Vriendenkring Anton van Wilderode y el Plan de Fomento de la Lectura la Consejería de Cultura. Dichter en Dichter es un juego de palabras que en su lengua original, el flamenco, viene a ser "poeta y poeta" pero también "cada vez más cerca", en el sentido de aproximación entre diversas culturas.

En su intervención del año pasado en el Instituto Cervantes de Utrecht, el prior del monasterio jerónimo puso de relieve que su sensibilidad hacia la poesía es digna de un poeta, algo que suele explicar aludiendo al evidente parecido entre éste y el místico. En Yuste puso desde el primer momento las cosas en su debido lugar: "La poesía, dijo, es el mundo real". De los asedios a ese "mundo real" dieron cuenta las distintas ponencias del día. Se agruparon el torno a dos mesas redondas: "Retos y tendencias de la poesía en la Europa del siglo XXI" y "Traducción e interpretación del lenguaje de la poesía". Medio centenar de personas escucharon, primero, y participaron, después, en los debates. En la primera de esas sesiones maratonianas se habló de cosas tan diversas como la nueva poesía de Extremadura, la poesía finlandesa escrita por mujeres, la creatividad de los estudiantes húngaros de secundaria (a partir de una experiencia digna de ser llevada a efecto) y la necesidad de la poesía en estos tiempos (como todos) convulsos.

La intensa y gratificante sesión de la tarde (apenas se empezó a hablar de Portugal, entró por el oeste una borrasca atlántica) dio para hablar del tema eterno de la traducción de poesía. De si, como sostiene Frost, "la poesía es lo que se pierde en la traducción" o si, como pensamos otros, la poesía es precisamente lo que sobrevive al ser trasladada de una lengua a otra. Por suerte en esa mesa, y entre los asistentes al Encuentro, había traductores de reconocido prestigio que ilustraron a los presentes con sus consideraciones y enriquecieron el diálogo gracias a su experiencia.

Uno de los actos centrales del día fue la lectura de poemas del libro de Anton van Wilderode, El árbol de las mariposas, en distintos idiomas: español, inglés, francés, neerlandés y portugués. De su versión completa a esta última lengua se está ocupando el joven poeta luso Ruy Ventura y, por lo percibido, su traducción será (es) excelente.

Como centrales fueron la lectura de poemas (en sus lenguas originales) de todos los poetas participantes y la de conclusiones por parte del secretario del Encuentro, Miguel Angel Lama. El brillante colofón lo puso el coro placentino Ars Nova, cuyas emotivas e impecables interpretaciones pusieron a propios y extraños, no exagero, al borde de las lágrimas.

Tampoco me excedo si digo que de los cuatro Encuentros celebrados (en Cáceres, Amberes, Utrecht y Yuste), éste ha sido el más interesante, siquiera sea por la riqueza de las aportaciones de tan elevado número de participantes. El primero de estas características que tiene lugar en Extremadura. De Flandes a Extremadura, de uno de los centros espirituales del europeísmo a los distintos rincones de la Vieja Europa (Portugal, Hungría, Finlandia, Italia, Bélgica), la poesía transporta su invisible carga de sentido y sonido y advierte, sin violencia, que "lo que permanece, como cantó Hölderlin, los fundan los poetas".