LA COTIDIANEIDAD

La vida cíclica

Samuel Canales // Cáceres

Pasó la Semana Santa y volverán otras. Todo es cíclico a nuestro alrededor, los astros giran cíclicamente en torno a otros astros, la primavera dará paso al verano pero vendrán más primaveras y más veranos, todo parece rodar como la rueda del carro y la lluvia de Cela.

Nosotros también pasamos pero no volvemos, las vivencias son únicas e irrepetibles, los paisajes de la infancia están solamente en la memoria, ya no serán los mismos al volver a observarlos bajo el halo de las canas, aquella calle que me parecía tan larga, aquella plaza, aquella torre, aquel portalón, estos días azules y este sol de la infancia que escribiría el poeta Antonio Machado en su último verso un día antes de morir.

Tal cual sigue la helada al granizo, torna el vicio tras los pasos procesionales, finalizada la tregua cuaresmal vuelven a los telediarios las detenciones por robo, corrupciones, corruptelas y apaños ilícitos de nuestros políticos, aquellos que nos representan y que tienen o tuvieron el poder que le concedió el pueblo al que dicen representar.

Son cíclicos también el vicio y la virtud en todos los hombres, cohabitan estas dos condiciones del alma en mayor o menor proporción en el solar humano. «El que este libre de pecado que tire la primera piedra».

¿Puede el hombre salvarse de la rueda del pecado? Parece que no, basta vivir entre hombres para llegar a esta conclusión, y si todos los políticos son hombres o mujeres ¿podran ellos acaso salvarse de la corrupción? No mientras las leyes y los mecanismos burocráticos se lo permitan. Es irremediable, aunque no sea elegante mentar el dinero cuando tratamos de los vicios humanos. En la rueda de la historia, la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el amor pasional y desmedido hacía el dinero y la riqueza aparecen constantemente. Ya al comienzo de nuestra era, Jesús expulsa a los mercaderes del templo de Jerusalén y así se sigue repitiendo en cada tiempo y en cada época. Hoy debería expulsar El Nazareno al igual que hace dos mil años a algún político corrupto camuflado bajo las andas de algún paso procesional.

MALA ATENCIÓN

A vuelta con los bancos

María José Ríos // Mérida

Ahora resulta que, aunque no le debas nada a un banco, sí le deberás «cuidar» de tu dinero. Ellos manejan tus pequeños ahorros y cuando los quieres recuperar, tienes que pagarles unas comisiones abusivas, eso sí, después de haber aguantado una cola kilométrica esperando tu turno y observando, con indignación, cómo un empleado se va a tomar café a pesar de los de clientes a la espera.