ELECCIONES EN FRANCIA

Mélenchon, el otro ganador

José M. Merino // Estudiante

Macron ha ganado la segunda vuelta de las presidenciales francesas y será el nuevo presidente de Francia. En la otra cara de la moneda encontramos a Marine Le Pen, que ha sacado los mejores resultados de la historia del partido. Macron ha rebasado el 50% de los apoyos, pero los resultados de la derecha radical xenófoba hacen temer lo peor. Mélenchon ha salido rápidamente diciendo que Le Pen ha quedado tercera para intentar apagar el fuego que supuso su anuncio pidiendo la abstención en la segunda vuelta. En parte tiene razón: Le Pen ha perdido y ha sacado menos votos de los sumados por la gente que no ha votado (11 millones a 12). Es muy posible que sea él el que se ha visto más ganador.

Mientras que el resto de candidatos que se quedaron atrás en la primera vuelta pidieron el voto para Macron «para detener a Le Pen», Mélenchon no lo hizo. Y precisamente por pedir la abstención es lo que le hace sentir que ha quedado segundo y de esta manera, abanderar el cambio real en Francia. Puede parecer descabellado que ante una posible victoria de Le Pen alguien llamara a la abstención, pero es consecuente. Y es que las políticas de Macron no se alejarán de lo visto hasta ahora. Una victoria de Le Pen hubiera sido desastrosa y hubiera hundido la Francia que se quiere repensar. Que Macron gobierne es sinónimo de que crecerán las desigualdades, la desconfianza y el descontento de una sociedad cada vez más de carácter popular. A los indignados franceses solo les quedarán dos opciones rompedoras: la derecha populista, xenófoba y racista de Le Pen y la izquierda radical de Mélenchon. Por eso ha comenzado a marcar perfil, sabedor de que la victoria de Macron no es más que temporal.

Discapacidad

Marcha atrás en los valores

Marta Linde // Estudiante

En poco tiempo he leído varias noticias de establecimientos que esconden y rechazan a personas con diversidad funcional. Parece que la sociedad no haya evolucionado, que mucha tecnología y mucho consumismo, pero todavía estamos muy atrasados en valores éticos. ¿Hay que esconder a las personas con diversidad funcional para decir que somos un establecimiento perfecto? Si la imperfección es lo que nos da nuestra identidad, la que nos hace únicos y especiales. Se estudia y se gasta mucho dinero para ir a Marte o a la Luna, pero quizá primero deberíamos invertir en lo que más cerca tenemos, en garantizar los derechos de estas personas en el ámbito social. Luego ya iremos todos juntos a hacer exploraciones espaciales.