MODELO EDUCATIVO

La escuela activa

José Enrique Bordes // Profesor y músico

La escuela activa es un modelo de aprendizaje que no concibe al niño como un recipiente que hay que llenar de contenidos sino como un activo al que hay que dar libertad para que aprenda libremente según sus intereses y ritmo.

La escuela activa no adoctrina al niño, lo acompaña disponiendo elementos y creando situaciones que despierten su curiosidad innata para que aprenda por sí mismo, por experiencia propia. No les estoy vendiendo este modelo educativo, sencillamente es lo que quiero para mi hija y, ahora mismo, me encuentro que casi no hay escuelas públicas que ofrezcan este modelo educativo y las pocas que hay están totalmente saturadas por la gran demanda que tienen.

La única alternativa factible es rascarse el bolsillo y pagar plaza en una de las pocas escuelas activas privadas que existen, pero muchas de ellas están gestionadas por entidades religiosas como los salesianos, lo que tampoco casa si lo que quieres es una educación laica para tu niño.

Ante este panorama, solo te quedan dos opciones: o te vas a vivir al extranjero, o te organizas con otras familias afectadas para exigir a la Administración lo que es de cajón: se necesitan más escuelas activas públicas porque las que hay no satisfacen la demanda creciente. Hay colectivos que tienen éxito, e incluso consiguen cambiar al modelo activo escuelas de nueva creación, pero ya va siendo hora que la Administración despierte y se dé cuenta de que el modelo educativo tradicional se está quedando obsoleto y que es el momento de abrir miras y ampliar horizontes.

ECONOMÍA

Cultura del trueque 2.0

David Sempau

Un capitalismo mal entendido nos enseñó a ser falsos autónomos, a seguir prestando nuestras capacidades y servicios por cuatro cuartos y al margen de las relaciones laborales convencionales, renunciando por la fuerza a derechos sociales y laborales conseguidos tras siglos de lucha. Algunos hemos aprendido la lección; otros han visto en ello una excelente oportunidad de negocio.

Uber y Airbnb son un ejemplo. Ambas ofrecen, mediante cobro de comisión, plataformas eficientes para el contacto directo entre la oferta y la demanda, con el plus añadido de la relación interpersonal entre demandante y ofertante. Para ello solo hace falta una inversión inicial en algoritmos sofisticados e infraestructura informática. Pues bien, el mismo capitalismo que se ha esforzado en demoler el escenario laboral preexistente, ahora no tiene derecho a protestar cuando la gente busca la supervivencia por otros medios. Es la cultura del trueque 2.0. Taxistas y hoteles pertenecen al pasado. Cuando antes lo entiendan, mejor. Bienvenida sea la economía colaborativa.