POLÍTICOS EN ESPAÑA

El reloj biológico

Ángel Morillo Triviño // Castuera (Badajoz)

Que yo sepa, nunca ha existido el Nobel de Política. Porque si así fuera, lo tendrían hasta Jordi Puyol y Artur Mas, que, según las pistas casi axiomáticas, han sido dos grandes truhanes. A la vez que otros que prefiero no citar, ya que, servidor estaría entre los que pidieran que lo devolvieran tras haberse demostrado con el paso de los años que han sido unos auténticos bien trajeados. Me voy a referir pues al Nobel de Medicina del 2017 que resulta muy interesante relacionado con los políticos españoles..., no con todos, claro. Tres investigadores de USA son los flamantes ganadores por sus descubrimientos sobre el funcionamiento de los llamados ritmos circadianos. Más concretamente por los descubrimientos de los mecanismos moleculares que regulan ese ritmo. Textualmente quiere decir, muy resumido, que los genes del hombre están regulados por el llamado reloj biológico y en consecuencia por un ritmo circadiano calibrado que adapta sus necesidades fisiológicas a las diferentes fases del día, o lo que es lo mismo, a la rotación de la tierra. Ese reloj biológico regula funciones críticas, tales como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo. Por tanto, el bienestar del hombre se ve afectado si existe un desajuste temporal entre el entorno externo y este reloj biológico interno.

Dicho lo dicho, traducido a los políticos españoles está más que claro que su «reloj biológico» tiene, como mínimo, la pila gastada. En mi opinión, además, esos relojes se retrasan o se adelantan sin venir a cuento, lo que significa que necesitan que los ciudadanos los cambiemos por otros que funcionen con mayor exactitud. Si no, nunca vamos a estar seguros de qué hora es cuando es una hora.

Y el comportamiento está a la vista. Lo hemos podido comprobar con lo de Cataluña recientemente, pues daba la impresión de que lo que estaba ocurriendo era como el Club de la Comedia: un monólogo tras otro, con bastante poca gracia. Y si no referimos en particular a los políticos catalanes, su reloj biológico es, por llamarlo de alguna forma, un Casio de esos que venden los marroquíes. Sorprende hasta las explicaciones de Iceta, cuyo comportamiento es digno de ser estudiado por los ganadores del Nobel de Medicina para saber algo más de ese reloj biológico, aunque estoy seguro que ni Freud sería capaz de descifrarlo.

Ni que decir tiene, que el reloj biológico de los padres de la Constitución del 78 y de los presidentes y casi todos los ministros y altos cargos que han pasado por el régimen democrático hasta la fecha, no pasa de ser una auténtica patata.