Meditación

Ciudadanos conectados por el silencio

Gema Morales // Funcionaria

El 18 de abril se llevó a cabo en Bilbao una jornada de silencio. Durante 16 horas seguidas, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, la ciudadanía estaba invitada a unirse individualmente, en familia o con amigos, durante el tiempo cada uno deseara, para crear un espacio de comunicación universal. Por décima vez, la ciudad vasca repitió la experiencia. Los ciudadanos se unieron bajo un lema común: «El silencio conecta».

Que tantas personas se unan, sin saber quiénes son y con la única aspiración de unirse en silencio, es un movimiento de una fuerza transformadora y regeneradora inmensa. Y lo es porque el silencio todavía constituye una práctica poco extendida entre nosotros. En la sociedad de la hiperinformación, en la que hay que opinar sobre todo, no parece que tenga mucho sentido estar callado voluntariamente durante varias horas junto a otras personas. Pero cuando el ruido de las palabras nos llegar a ensordecer y la taladradora del pensamiento nos llega a extenuar, el silencio comunitario es un bálsamo para nuestras mentes.

¡Qué excelente iniciativa la de la ciudad de Bilbao! Es innovadora, creativa y sencilla de practicar. Y lo más importante: conecta los corazones de las personas. Hoy más que nunca debemos dar espacio a otros instrumentos de comunicación que nos unen tanto o más que las palabras. El silencio nos aporta calma y nos imbuye de una energía de paz que nos alegra y alimenta, un estado de tranquilidad que permite que las cosas sucedan de forma serena y equilibrada, donde las prioridades se establecen de manera inteligente y compasiva, más allá de las diferentes ideas, religiones y nacionalidades.

El resultado: paz interior y sentimiento de unidad. Bienvenido seas, silencio. Ojalá iniciativas como la de Bilbao se repitan también en otros lugares de España. Creo que a todos nos iría mucho mejor.