A GIL TAMAYO

Ley sobre la eutanasia

Jaime Fomperosa Aparicio // Santander

Monseñor Gil Tamayo, secretario de la Conferencia Episcopal Española, refiriéndose a una proposición de ley de los socialistas sobre la eutanasia, dice, entre otras cosas, que es un corredor de la muerte voluntaria. Monseñor, ya es tarde, no le culpo a usted pues el problema ya comenzó hace bastantes años, soy anciano y lo he sufrido en mis propias carnes.

En el año de 1972, en la festividad de San Pedro, el papa Pablo VI dijo la siguiente frase: «Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios». Ese mismo día, el cardenal Tarancón, en España, decía: «Por fin ha llegado la primavera a la Iglesia».

¿Cómo se explica esa contradicción entre ambos? ahí comienza la realidad que ahora padecemos en España. En el año de 1978, cuando se constituyó la Constitución que tenemos, España, en su mayoría era católica y todas las leyes vigentes en aquel momento coincidían con la doctrina católica y con la ley natural.

Cuando empezó a mostrarse el mal en España, humo de Satanás como dijo Pablo VI, los obispos españoles en lugar de hacer frente con decisión al peligro que amenazaba a la sociedad española, la mayoría, por temor o por lo que fuera, no hizo frente al mal y, sin apenas resistencia, se ha ido adueñando con leyes perversas e inmorales (divorcio, aborto, matrimonio homosexual, pornografía, cambio de sexo...) de la sociedad. ¿Cuántos cientos de miles de los seres más inocentes e indefensos han sido asesinados en el vientre de sus madres? Viendo esta situación, ¿alguien se puede extrañar de que se establezca la eutanasia? De España, la tierra de María, la reserva espiritual de occidente, evangelizadora de muchas naciones, cuna de innumerables santos y fundadores, solo se puede proferir la lamentación de Jesucristo sobre Jerusalén: «Jerusalén, Jerusalén, no quedara de ti piedra sobre piedra»

TOROS EN MADRID

El cartel de la feria de San Isidro

Emilio Díaz Ledesma // Madrid

Es un desesperado intento más de reivindicar lo indefendible. Así es el nuevo y ridículo cartel de propaganda en Madrid de las corridas de toros ¡aún en 2018!

Porque cuando cada día se van cerrado más plazas de ese bochornoso espectáculo, intenta en vano ocultarlo indicando que actuarán toreros de distintos países. Y para hacer «sexy» ese cruel sadismo (incluso para los toreros, tantas veces heridos e incluso muertos) tiene el descaro de presentarlos en cueros, con los pantalones bajados casi hasta los genitales.

En sus pechos desnudos pinta símbolos de culturas primitivas, cuya barbarie -como en México- sí refleja bien lo que aún se atreven a reproducir en esta «fiesta» salvaje.

¿Cuándo les dará por fin vergüenza el torear, esa vergüenza nacional?