p¿UNA ILEGALIDAD?

nMérida: Puertade la Villa N

***Antonio M. Olivas

***Mérida

fHe tenido ocasión de leer las actas de fechas 27/6 y 17/10 del presente año, de las reuniones de la Comisión Ejecutiva del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida. De la intervención de algunos miembros, da la impresión de que se pretende que se haga una ilegalidad, y no es eso en el tema del edificio de la Puerta de la Villa que solo mantiene en pie las cuatro paredes que lo delimitan, el resto ha sido derribado por la constructora. Ese edificio está catalogado y por tanto protegido, y ahora, ¿qué hay catalogado y qué hay que proteger?

El director Científico del Consorcio dice "... que la vivienda está catalogada y considera que sería un error derribarla, dado el valor histórico y urbanístico de la casa y su importancia para delimitar la plaza actual", y "ante una situación de derribo provocado, procede la reconstrucción".

Con su oposición, yo no pienso que la Federación de Asociaciones de Vecinos quiera que el consorcio vulnere la ley, sino que la misma se aplique con el máximo rigor, aplicando el máximo castigo económico. Serviría de precedente para quien pensara tomar ejemplo. Por tanto, no creo que se fomente el derribo provocado si es caro.

Por cierto, ¿se descataloga previamente a la destrucción?

Descatalogando y expropiando esas cuatro paredes, se conseguiría un espléndido espacio para disfrute de los emeritenses y de los turistas que vienen del teatro y museo hacia el centro. De lo contrario, y si el proyecto sigue adelante, veremos la Puerta de la Villa llena de veladores que limite o bloquee el tránsito peatonal como ya sucede en otras zonas.

pSANIDAD

n¿Por qué no paga lasvacaciones la Junta yno los enfermos? N

***A. Iglesias

***Cáceres

cHace unos días el presidente de la Junta reconocía que el sistema sanitario extremeño estaba funcionando mal en Navidad, pero no le han puesto remedio. No es de recibo que porque la mayoría de los funcionarios se pidan los días por asuntos propios en estas fechas, se desatienda la atención a los enfermos. Vale que los descansos pueden solicitarlos cuando quieran, pero que sustituyan a esos profesionales por otros para que el servicio no se resienta.

En mi caso, es indignante haber llegado al hospital de Cáceres el martes 2 de enero a las ocho de la mañana y no terminar el tratamiento oncológico hasta las siete de la tarde porque, al parecer, la medicación a administrar al enfermo no estuvo concluida por el laboratorio hasta cerca de las tres de la tarde.

Señor Fernández Vara, si conoce el mal (falta de médicos y enfermeros), por qué no le pone remedio . Sus lamentaciones no nos sirven y, sobre todo, no curan.

pPOLITICA MUNICIPAL

n¿Inocentada o trágala? N

***Joaquín Roncero Guerra

***Cáceres

cSi es lo primero ¡bueno! La noticia apareció el día de los Inocentes en EL PERIODICO EXTREMADURA; era día de ello. Pero si es lo último tenemos que oponernos y no precisamente por lo de la subida del sueldo de la alcaldesa cacereña, que es normal dentro de límites lógicos con el rango que ostenta, teniendo en cuanta que la ciudad que regenta espera ser Capital Cultural en 2016.

Lo que nos parece excesivo es la subida del IBI y el de circulación con un 18%, y la tasa del agua un 5% y la de la basura un 15%, cuando soportamos los ciudadanos las lindezas de los perros en las calles por falta de medidas adecuadas que lo eviten. La remodelación de la plaza. Un despilfarro y los 50.000 euros para el cambio de la Cruz de los Caídos, va a ser un verdadero trágala para el noble pueblo cacereño que no llegará a adoptar una actitud como la del salmantino, pero que no va a olvidar porque ataca a sus sentimientos y no vale culpar a la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta que a cambio quiere dotarnos de un imposible bulevar que más bien suena a revancha.

Tanto el pretendido arreglo de la plaza como la eliminación de la cruz va a costar un dinero que empleado en reponer el banco que falta desde hace tres meses en la parada del autobús frente a Correos; tapar los baches en las aceras que ya han costado más de un accidente; evitar la circulación a toda pastilla de las motos con ruidos insoportables, como el de vehículos con sus altavoces a todo gas, evitando que los aparatos de calefacción de domicilios particulares viertan las aguas de condensación a las aceras con peligro para los peatones cuando se puede evitar fácilmente obligando a instalar una pequeña vasija que las recoge; y un largo etcétera, todo ello con un coste mínimo y un máximo beneficio para el sufrido ciudadano.