Veterinaria: no esoro todo lo que reluce

En fechas recientes asistimos a la inauguración del nuevo Hospital Clínico Veterinario (HCV) sito junto a la Facultad de Veterinaria de Cáceres. Tamaño acontecimiento nos hizo olvidar por un momento la grave situación general que vive nuestra facultad:

Llevamos más de 4 años sin calefacción en las aulas (pásense a compartir con nosotros las gélidas lecciones matutinas, les dejaremos un hueco junto a nuestros braseros y calefactores). Estamos a años luz de la homologación europea. Esto podría suponer no sólo que los nuevos veterinarios extremeños no puedan trabajar en Europa sino incluso fuera de nuestra región. Parte de culpa la tiene el hecho de que el horario de recepción en el HCV sea de una hora diaria (todo sean facilidades para el cliente). Qué decir de los becarios de investigación en precario, de la falta de docentes y tantos otros males que son endémicos, no ya sólo de nuestra facultad, sino de toda la Universidad de Extremadura.

En fin, señores y señoras, no nos llevemos a engaño: por muy grande y majestuoso que sea el nuevo HCV, nuestra fría facultad deja mucho que desear. Quién sabe si pronto no servirá ni tan siquiera para expedir títulos.GONZALO PALOMO GUIJARROCáceres

Cuidadospaliativos

En muchas ocasiones no disponemos de las armas necesarias para devolver la salud. Las personas que padecen una enfermedad grave en fase terminal sufren a menudo largas situaciones de deterioro físico progresivo acompañado de dolor y limitaciones antes de morir. Desde hace años la medicina, en el capítulo de los cuidados paliativos, intenta ayudar a estos enfermos ofertándoles medidas farmacológicas, de apoyo psíquico, ayuda familiar, etcétera, con notable éxito. Según los expertos, las personas que en esa situación reciben este tipo de ayuda dejan de desear la muerte, quieren vivir. Esto sí es ayudar a morir (y vivir) con dignidad.

El Plan de Cuidados Paliativos que el Servicio Extremeño de Salud está implantando merece nuestra bienvenida y nuestro apoyo, y el deseo de que con su desarrollo paulatino cumpla en el menor plazo posible las expectativas que enfermos y familiares esperan ver satisfechas.JACINTO GUILLEN REGODONDon Benito

Los extremeñossomos choriceros

En EL PERIODICO del día 17 se recogió una noticia relativa a un juego de Educa que identifica a los extremeños como choriceros. En su exposición, el periodista entendía dicho término como algo despectivo en un juego que debería ser formativo y apostillaba que la empresa con sede en Barcelona había recibido quejas de jugadores extremeños exigiendo una explicación.

Debo decir que la expresión de choriceros para denominar a los extremeños es correcta y está documentada por Antonio Rodríguez Moñino en su Diccionario Geográfico Popular de Extremadura, empleándose desde comienzos del siglo XX, por lo que me parece que el juego comentado cumple perfectamente su función formativa para nuestros niños tan faltos de cultura extremeña.

Por otra parte, en absoluto, dicha denominación tiene ninguna connotación negativa, ya que es debida a la excelente producción de chorizos que originan los cerdos extremeños que se ceban en las afamadas dehesas de la región y que además también producen el mejor jamón del mundo (por algo los extremeños somos los mejores chacineros de España).

También se nos denomina castúos e incluso los pastores castellano-leoneses nos llamaban jarotes, derivado de jaro (cerdo), precisamente por ser uno de los animales más tradicionales de nuestra región.

Un apelativo que sí es ofensivo fue el que nos dedicó el capellán afincado en Madrid, Francisco Gregorio de Salas, en 1792, con su famosa décima dedicada a Extremadura y en nosotros está demostrar que en el siglo XXI ha perdido totalmente su vigencia...

"Espíritu desunido domina a los extremeños/ jamás entran en empeños ni quieren tomar partido;/ cada cual en sí metido y contento en su rincón,/ huyen de toda instrucción y (aunque es mucha su viveza)/ vienen a ser por pereza, los indios de la nación".MANUEL TRINIDAD MARTIN. Cáceres