Sin representante en Arroyo Malpartida

Todos los días tengo la costumbre de leer el periódico Extremadura y a diario me alegro de lo que leo sobre Cáceres y nuestro deseado 2016. Cada vez se aprueban más obras que harán más fácil la elección de Cáceres, ya por fin hemos visto que el aeropuerto se ubicará cerca de Cáceres lo cual, aparte de como he dicho antes, beneficiará a la elección de Cáceres, también aumentarán las visitas de turistas y se creará empleo. A ver si también vemos publicada ya la ubicación de la estación del AVE. Por todas estas obras quiero felicitar a nuestros gobiernos pues Cáceres, sus habitantes y los que nos visitan, saldrán beneficiados. Pero mientras a Cáceres lo veo prosperar, y de lo cual me alegro como cacereño, tengo que lanzar mi reproche al Ejecutivo local, pues por motivos personales tengo que vivir en La Estación Arroyo Malpartida, barriada de Cáceres, vamos eso dicen, lo mismo es vivir en Aldea Moret que aquí, aislados completamente de todo, sin una simple multitienda. Pero si son muchas carencias que tenemos, ahora hay que añadir la de no saber ni poder dirigirnos a nadie para reivindicar o solucionar las necesidades, que son muchas, pues siempre hemos tenido un representante en la barriada, al cual nos dirigíamos los vecinos, hoy en día después de nueve meses desde las elecciones, la señora alcaldesa, a la cual voté, no se ha dignado a nombrar a nadie. Basta ya señora alcaldesa, si no se atreve a nombrar a alguien déjenos que lo elijamos nosotros democráticamente. Es muy fácil: con un papelito y una caja de cartón solo hace falta luego contar.

*Justo Ruiz Vinagre (Correo electrónico)

El aeropuertointernacional y Mérida

En esto de las grandes obras públicas, como están manejadas por los políticos, podemos encontrarnos con explicaciones de lo más peregrinas en cuanto a su necesidad, ubicación, uso, extensión, etcétera. Todo depende, en gran medida, de su rentabilidad política; a fin de cuentas, tiran con pólvora ajena. Así muchos estudios están viciados por la apuesta política. En la mente de la gente están grandes proyectos industriales que, si una gran fuerza no lo remedia, saldrán adelante por la apuesta política empeñada en ellos, con explicaciones pocos convincentes y, en muchos casos, contradictorias.

Pero ha hecho aparición un nuevo argumento político para explicar por qué una gran obra pública se sitúa en un lugar y no en otro: la riqueza arqueológica. Es decir, la virtud se convierte en defecto. El asunto tiene miga.

Independientemente de que considere o no necesaria para Extremadura una obra de esta clase, me llena de indignación y vergüenza ajena que uno de los argumentos de por qué se ha desechado la ubicación del aeropuerto internacional en Mérida es su riqueza arqueológica.

En tiempos de Franco, se argumentaba que Mérida no se desarrollaba urbanísticamente por el freno que le suponía sus restos arqueológicos. Esto ha traído consigo un cierto rechazo popular hacia las ruinas, que ha lastrado su reconocimiento como un bien que está trayendo a la ciudad una riqueza innegable con el turismo. Pero ha costado; está costando convencer a los ciudadanos de las ventajas de su colosal patrimonio histórico; aún así todavía se puede escuchar: "para cuatro piedras viejas...".

Ahora, con el asunto del aeropuerto, un ingeniero aeronáutico dice que la posibilidad de encontrar restos arqueológicos, hubieran podido dificultar e impedir las obras; por eso, también, se rechaza la ubicación en Mérida. ¿Qué político le ha dicho que diga algo semejante? ¿No conoce el III Milenio y el acueducto de Rabo de Buey, que merced a los PIR de la Junta están agrediendo el patrimonio arqueológico de Mérida? ¿No le ha dicho el presidente de Caja Extremadura, que no invierte ni un euro en el patrimonio de Mérida, socio económico del proyecto aeropuerto, que bajo uno de los despachos su oficina en la calle Santa Eulalia existen restos arqueológicos que no pueden visitarse, incumpliendo las normas, pero que no le impiden a ellos hacer negocios?

¿Qué clase de broma es esta que incita a los ciudadanos a pensar que el patrimonio arqueológico de Mérida puede tener la culpa de que no sitúen un aeropuerto cerca de su ciudad? ¿Tendremos que hacer campaña y volver a los tiempos de Franco y convencer a los ciudadanos que la riqueza arqueológica de Mérida no es ningún obstáculo, sino todo lo contrario, para el desarrollo de la ciudad? Y los políticos emeritenses ¿qué dicen?

*Emilio Olivas Salguero (Mérida)