SALVAR EL CALERIZO

Adenex y la estación del

AVE en Cáceres

Antonio Díaz

Cáceres

La futura ubicación de la estación del AVE en Cáceres es noticia y motivo de debate ciudadano. Desde Adenex hemos defendido, públicamente y en nuestras alegaciones al PGM, que se mantuviese en la estación actual. Las razones eran evidentes: mayor centralidad significa mejor acceso, mayor sostenibilidad, menos tráfico, menos contaminación.

Sin embargo, hay que considerar que para mantener la estación actual parece necesario soterrar varios kilómetros de vía férrea, lo que puede afectar negativamente al Calerizo, fenómeno geológico que debemos conservar por su importancia y por acoger el acuífero que da vida a la Ribera del Marco y a sus huertas. Por ello Adenex considera que si los necesarios estudios hidrogeológicos demostrasen que la integridad del Calerizo se ve amenazada por este proyecto sería mejor optar por la opción de la estación del AVE a las afueras de la ciudad, con un servicio de transporte público poco contaminante --tipo tranvía eléctrico-- que una el centro de la ciudad o la estación actual con la nueva estación.

Otra posibilidad sería ubicar la estación a unos 500 metros de la actual con lo que se evitarían las afecciones al Calerizo y se mantendría la centralidad ideal y sostenible. Esta opción, defendida ya hace tiempo por algunos expertos en el Calerizo, ha salido a la luz pública hace poco y parece una alternativa a tener muy en cuenta. Especialmente por parte de aquellos que hayan que tomar la esperada decisión final.

Delegado de Adenex en Cáceres.

BALANZAS FISCALES

¡Que paguenlos pobres!

José L. Barroso López

Extremadura Unida

No me podía imaginar que fueran los gobiernos de izquierda de Cataluña y España, los que apelaran a la insolidaridad de los más ricos contra los más pobres. He tenido la tentación de coger unas huchas como las del Domund y ponerme a pedir en las calles de las ciudades extremeñas para los pobres catalanes . Pero puesto a pensar, me pregunto ¿de dónde les viene la riqueza a regiones como Cataluña y otras, o mejor dicho, a los habitantes de dichas regiones?

Resulta que Franco les benefició con las empresas nacionales que pusieron en Cataluña, Vascongadas u otras regiones en las que se instalaron las industrias, y en Extremadura solo poníamos la mano de obra barata y los ahorros de las cajas extremeñas para pagar las autopistas de estas regiones, cuando aquí las carreteras eran de tierra. Las telas y productos que se hacían en Cataluña, teníamos que comprarlas caras todos los españoles por favorecer a los nacionales, aunque en Francia e Inglaterra fueran más baratas.

Ahora nos amenazan con las balanzas fiscales. Son los nacionalistas insaciables que ahora apoyan los socialistas. Los ricos catalanes parece que pagan más que los pobres extremeños o gallegos o asturianos. Para los socialistas parece más justo que paguen más los pobres para que los ricos sean cada vez más ricos. Pero, ¿de dónde les viene la riqueza a los ricos catalanes? ¿Dónde venden sus productos? Según los economistas, el 75% de sus ingresos les vienen de la venta de sus productos en el conjunto de España.

PESCADORES EN RIO REVUELTO

Globalizacióny justicia social

Pedro Serrano Martínez

Correo electrónico

Quizás sea por mi propensión a ver el aspecto más desfavorable de las cosas, pero, por más que lo intento, no acabo de ver con claridad los efectos positivos de la globalización.

Pero si hablamos de los efectos negativos --que ya son evidentes-- y aceptamos que la globalización es ya imparable, deberíamos ser capaces de asumir el reto de poner freno a los desmanes de los pescadores de ríos revueltos.

Un mundo globalizado no debe ser la excusa para que unos pocos se enriquezcan, de forma inmoral, a costa de pisotear los derechos e intereses de los demás; no debe ser la excusa para que los depredadores que practican el capitalismo neoliberal salvaje devoren las reservas y recursos naturales, y acaben imponiendo con su hegemonía una nueva esclavitud a nivel planetario.

La globalización que debemos promover es aquella que sea capaz de implantar y extender la justicia social hasta el último rincón del orbe; porque sólo así podríamos hablar de un progreso real, pacífico, humano y civilizado.