EL NUEVO CURSO ESCOLAR

Sin conciliación

Marta Gayete

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¿Cómo puede ser que en una sociedad evolucionada, donde la mujer ha pasado de ser ama de casa a ser una trabajadora más y en la que han cambiado tanto nuestras necesidades haya cosas que se resistan a cambiar? Nos dicen que apuestan por conciliar la vida familiar con la profesional. ¿Quién apuesta por eso? Las familias lo intentamos, pero tenemos pocas opciones. ¿Quién puede entender que las escuelas terminen el 20 de junio y empiecen el 15 de septiembre? ¿Esto es conciliar? El curso debería terminar el 30 de junio y empezar el 1 de septiembre, y como los maestros también son humanos, como el resto, deberían hacer un mes de vacaciones, como el resto. Y los colegios tendrían que abrir dos de los tres meses del verano con actividades lúdicas, con la mitad del personal --también habría la mitad de los alumnos--.

Al no ser así, hay que ir haciendo filigranas con los niños, hay quien tira de los abuelos o de los tíos. Si esto no cambia, en mi próxima vida seré maestra y así yo también podré conciliar.

EDUCACION

Responsabilidadcompartida

M. Jesús Estébanez

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En respuesta a la carta de Javier Caso Iglesias, creo que muchos profesionales de la enseñanza tendríamos que hacer varias puntualizaciones. Señor Caso, usted no sabe que cada grupo de alumnos de Secundaria tiene de media unos 8 profesores distintos, un profesor tiene cada curso escolar unos 150 alumnos bajo su responsabilidad, cada 25 o 30 de ellos en distintos grupos-clase; eso sin contar con los chicos de necesidades educativas especiales, que tienen profesores de apoyo en pequeños grupos. Seamos sinceros, señor Caso, ya está bien de que le echemos la culpa de todo a los profesores, nosotros no queremos nada más que tener alumnos estupendos que sacan sobresalientes y aprenden todo lo que les contamos, eso es lo que nos motiva, lo que nos hace felices y para lo que hemos estudiado. Y cada año que pasa todo está mucho más lejos de este ideal. ¿De quién es la culpa? ¿De la sociedad? ¿De los medios de comunicación? ¿De los políticos que cada dos legislaturas inventan una ley nueva? ¿De las familias? ¿De la Play, el Messenger, la moto, el móvil? ¿De los profesores? Quizá cada uno tenga su parte de culpa. Vamos a ser honestos.

LOS JUEGOS PARALIMPICOS

Ejemplo para todos

D. Romero

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He seguido los resúmenes de los Juegos Paralímpicos de Pekín y no puedo más que sentir una gran admiración por todas esas personas ciegas, inválidas, desmembradas, incapacitadas. Uno casi no puede retener las lágrimas por la emoción que produce ver el esfuerzo y la voluntad sin límites de estos deportistas. Y, por qué no, también me da vergüenza cuando creo que no puedo hacer algo, tengo un mal día o me siento deprimido y pienso que la vida es injusta. Los veo a ellos e imagino sus vidas y su dolor y que, aun así, son un ejemplo para todo ser humano. Lo justo sería que les dieran una medalla de oro a cada uno. En este aspecto ellos honran más al deporte que el que corre más veloz o el que gana más medallas. Lo penoso viene luego, cuando cambias de canal y ves el otro lado del mundo. A todas esas personas y deportistas: ¡enhorabuena, campeones!

PROBLEMAS SANITARIOS

El gluten y la lactosa

Tania Vidal

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Soy una joven de 20 años a la que hace tres años le detectaron una intolerancia al gluten; es decir, soy celiaca. Este problema afecta al estómago y, por tanto, no puedo comer nada con gluten. No obstante, sí que puedo comer lactosa. No sé por qué, pero venden los productos para celiacos con carencia de lactosa y viceversa. Me da la sensación de que nos tratan como a enfermos y que por no poder comer una cosa nos impiden comer la otra. Me gustaría poder comer un bizcocho sin carencia de leche. Interpreto que los fabricantes de estos productos son unos vagos. Yo creo que no cuesta tanto hacer unas galletas sin harina de trigo y con leche de vaca, y otras, con harina de trigo y leche de soja. No es lo mismo la intolerancia al gluten que la intolerancia a la lactosa. Cada día hay más gente como yo, que no puede ir a un restaurante porque los cocineros son unos incultos y no saben distinguir lo que lleva o no lleva gluten.