LA SELECCION DE EMBRIONES

Ciencia e Iglesia

Juan C. López Santiago

Jaraíz de la Vera

Otra vez la Iglesia se ha pronunciado haciendo gala de su intolerancia ante dramas familiares, como por ejemplo el caso del niño que ha sido elegido para curar la anemia que padece su hermano. Argumenta la cúpula eclesiástica que para elegir al idóneo candidato ha habido que deshacerse de varios embriones a los que consideran ¡seres humanos! Y por lo tanto se ha incurrido en un flagrante asesinato con alevosía dado que estos embriones no podían defenderse. ¡Hasta qué extremos puede llegar el sinsentido y la moralina! ¡Qué fácil es teorizar cuando el marrón lo tiene otro!

Mejorar el patrimonio genético buscando el perfeccionamiento estético o el cociente intelectual de nuestros hijos quizás no será ético, pero utilizar el bagaje científico que tanto esfuerzo cuesta para salvar vidas o paliar el dolor es algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos, y eso no es jugar a ser Dios. El discurso de que el dolor es una distinción de Dios, que a los perros que más se quiere son a los que más se les azota pertenece a otra época que gracias a Dios ya está superada. ¿Por qué hemos de renunciar a los adelantos científicos que han de procurarnos una mejora en nuestra calidad de vida? No dudo que si por la rancia Iglesia fuera desearían que nuestro peregrinar en la vida continuara siendo como un valle de lágrimas, pero mira por dónde los milagros no son propiedad exclusiva de la Iglesia, sino que la ciencia también los obra, ¿herejía?

Aparten su recalcitrante postura de desprecio por la ciencia y estén seguros que si tuviéramos que dejarlo todo en manos de Dios seguiríamos muriendo de peste o tuberculosis. Apúntense otro cero en su casillero.

CRISIS ECONOMICA

Lo que la verdad esconde

Ignacio Caballero Botica

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Una de las lecciones de la crisis económica global es que había (y hay) dinero de sobra para afrontar el cambio climático y paliar en gran parte el hambre en el mundo.

Si uno hace un repaso a la prensa del último año, comprueba que el dinero necesario y comprometido en los mangoneados objetivos del milenio , requerían de una aportación económica que resulta irrisoria, comparado con lo que los gobiernos han gastado en inyectar dinero a la crisis para indemnizar a los que han derrochado y reavivar unos mercados que no salen de su decadencia depresiva. Cabe preguntarse si es conveniente permitir que parte de las personas que viven en la miseria, comiencen a tener una vida con las necesidades básicas cubiertas. Quizá el sistema económico no pueda soportar que más gente quiera comer, vestirse, progresar y tener una vida digna. Quizá todo esté pensado para que funcione tal y como está; renunciando a afrontar el cambio climático porque no hay dinero ni planificación para hacer las cosas bien y se prefiere apostar por un progreso económico que ha demostrado que sus verdades eran mentiras, y viceversa.

PROYECTO DEL ESTADO

Recorte del Régimende Clases Pasivas

J. Manuel Labrador Chacón

Correo electrónico

Quiero poner de manifiesto el atropello salvaje que vamos a sufrir el colectivo de funcionarios por las medidas incluidas en el Proyecto de Presupuestos de 2009. He observado con estupor en las disposiciones adicionales del Proyecto decimotercera y decimosexta un recorte brutal en las pensiones ordinarias de jubilación o retiro por incapacidad o inutilidad del Régimen de Clases Pasivas del Estado. Se recortan dichas pensiones un 25% a los jubilados por incapacidad (enfermedad) que no hayan llegado a prestar 20 años de servicios al Estado y en caso de que el funcionario jubilado quiera desarrollar otro trabajo (por supuesto, diferente del que fue incapacitado) se le recortan de la pensión que se recibe en la actualidad un total de un 25% si ha prestado más de 20 años de servicio y un 45% si no ha llegado a esos 20 años. Asimismo, a los funcionarios jubilados que se encuentran de alta en el régimen de la Seguridad Social cotizando y compatibilizando con su pensión, le dan seis meses para elegir entre el cobro de la pensión o seguir trabajando. De esta manera, se penaliza que un funcionario retirado o jubilado por enfermedad trabaje y pueda seguir cotizando y contribuyendo a la sociedad, a la par de que es despreciada su contribución como funcionario en el momento más crítico como es la jubilación por una enfermedad recibiendo un trato humillante en forma de una pensión miserable.