ATENCION A LA DIABETES

Pediatría del

San Pedro: gracias

B. Domínguez y M. Parrales

Cáceres

Solemos leer en los diarios cartas presentando protestas, reivindicaciones, reclamaciones, exigencias... En esta ocasión deseamos valorar el esfuerzo de un equipo que, excediéndose en sus obligaciones profesionales y contando con escasos medios humanos, trabajan por hacernos la vida bastante más fácil a los demás.

Nuestras hijas padecen diabetes tipo I y son tratadas de forma continuada por dicho equipo. Queremos destacar tanto su lado humano como su gran profesionalidad. Intuimos los obstáculos que deben sortear, cada día, para que los niños y jóvenes diabéticos de nuestra provincia tengan una buena educación diabetológica y una mejor calidad de vida. A pesar de ello se muestran cercanos, logrando así enseñarnos la cara más amable de esta dura enfermedad. Son eficientes y consiguen, no sin esfuerzo, aportarnos los medios tecnológicos más innovadores utilizados en nuestro país, como son las bombas infusoras de insulina, medidores continuos de glucosa, etcétera, aplicados incluso en los más pequeños.

Este equipo funciona bien y sabemos que gran parte de su éxito radica en las personas que lo forman. Por ello, en estos tiempos en los que se discute sobre la sanidad pública, es un placer y, sobre todo, una obligación, dar a conocer el magnífico trabajo que realiza en Cáceres el Equipo Diabetológico del Servicio de Pediatría del Hospital de Día del San Pedro.

Tenemos la seguridad que otras muchas personas comparten nuestro sentir.

Gracias Mercedes, gracias Inmaculada, gracias Javier.

QUEJA

Dignidad para los mayores

José M. Pérez Iglesias

Correo electrónico

Quiero ponerles en conocimiento lo que le ha estado sucediendo a mi madre de 90 años en la Residencia para Mayores de la avenida de Cervantes de Cáceres, en la cual llevaba 12 años viviendo y pagando puntualmente cada mes la cuota correspondiente.

Mientras se ha estado valiendo por ella misma no ha habido problema alguno, no suponía una carga para nadie, comía, iba al lavabo y se aseaba sola- Por desgracia para ella en el mes de mayo se rompió el fémur y la tuvieron que operar, lo que le supuso caer en una silla de ruedas y dejar de ser independiente de forma temporal y la trasladaron desde su habitación habitual al área de enfermería.

En la enfermería de la Residencia para Mayores de la avenida de Cervantes de Cáceres le sucedió lo siguiente:

--Le pusieron pañales sin sufrir incontinencias, su cabeza funciona perfectamente y lo pedía cada vez que lo necesitaba, pero al personal sanitario del área de enfermería les era más cómodo que se hicera sus necesidades encima y la limpiaban cuando lo creían oportuno. Nos la encontramos el sábado 2 de agosto de 2008 que le chorreaba el orín por la silla de ruedas.

--Su vida era levantarse por la mañana, sentarse en el comedor, hacer las comidas del día cuando llegaba el momento y dejar que pasaran las horas mirando a otros ancianos igual o peor que ella hasta que llegaba la noche y la acostaban.

--En el mes de agosto la han tenido 10 días sin ducharla.

--La levantaban y la acostaban a horas muy irregulares: 11.00 h de la mañana y con el desayuno frío-

--Se la han olvidado por la noche en el comedor de la enfermería durante varias horas.

--Le dieron un portazo a la puerta de su habitación por pedir que le apagaran una luz que se habían dejado encendida.

--El 5 de agosto de 2008 el traumatólogo que la visita en el hospital San Pedro de Alcántara le dijo que podía ir dejando la silla de ruedas y con el andador empezara a caminar poco a poco con la ayuda de alguien. Dejamos nota de esto en la enfermería ese mismo día y nadie del centro la puso ni un solo minuto a caminar.

El 13 de septiembre nos la llevamos de allí. Ahora está en un centro privado para ancianos en la provincia de Barcelona. El mismo día que llegó le quitaron los pañales y cada vez que quiere ir al lavabo solo tiene que pedirlo a una auxiliar. Ya ha dejado la silla de ruedas y puede desplazarse por sí misma. Ha ganado en calidad de vida.

Desgraciadamente, esta es la realidad de muchos ancianos que viven en la Residencia para Mayores de la avenida de Cervantes de Cáceres. Por suerte mi madre ya no está allí, pero deben de haber cerca de cuarenta personas en esa área que seguro podrían vivir de una forma mucho más digna los años que les queden de vida.