Bandolerosen el llano

El albero de Cáceres tuvo, en la tarde del domingo, la desagradable visita de tres toreros que demostraron sus "artes" de ultrajar a "unos pocos" aficionados taurinos de retomar el pulso de la esperada temporada taurina.

Las vergüenzas demostradas nos recuerdan a los otrora bandoleros. Más al contrario: éstos actúan a cara descubierta y se retiran por la falta de "botín" a repartir.

La actitud mostrada por estos intrusos, que desprecian a quienes le llevaron al lugar que ocupan actualmente, encontraron la supuesta connivencia del empresario-cómplice para suspender, sin apoyo legal, una corrida de toros programada para festejar el patrono de Cáceres.

Sentir vergüenza es dar crédito a un sentimiento que debe utilizarse para otro tipo de eventos. Lo ocurrido el domingo, en Cáceres, carece de calificativo en el rico vocabulario castellano.

No es momento para cargar tintas, pero cada vez está más nítido que el aficionado taurino cuenta menos que el toro y se está muriendo sin picar, pues tarde tras tarde se ve continuamente atracado por bandoleros con nombre y sin ánimo de arrepentimiento.

Que Dios reparta suerte.

JOSE MACIASCceres

Un recuerdopara el profesor

Hace unos días falleció en Sevilla, a los 77 años, José Antonio Valverde, conocido como el profesor. Una gran pérdida para los amantes de la naturaleza en general, y de las aves en particular, las cuales son las que le despertaron más interés. Un hombre maravilloso, con una enorme personalidad, energía y capacidad de trabajo.

Fue el que tuvo el coraje de comprar una parcela en nombre del Estado, y en ella organizó la Estación Biológica de Doñana. Era éste su enclave más importante, no en vano gracias a su esfuerzo consiguió la protección del humedal a finales de los años 50.

No cabe duda que fue el inventor de la ecología en España, así como uno de los fundadores de la Sociedad Española de Ornitología. Su apodo, "el profesor", lo era hasta para el conocido y admirado Félix Rodríguez de la Fuente. El era el que le corregía; siempre le consultaba sus innumerables trabajos sobre la fauna. Muchas gracias por todo, profesor.

FEDERICO JOSE MARIN RODRIGUEZJerez de los Caballeros

Competencia parapresidir festejos

El pasado día 12 de abril me desplacé a la vecina Almendralejo para presenciar una corrida en la que se lidiarían 6 hermosos toros de Garcigrande y, según se aseguraba en los carteles, "cuyas defensas están íntegras". El señor alcalde había delegado la presidencia del festejo en una persona, según el vigente Reglamento, de reconocida competencia e idoneidad, algo que, por otra parte, hemos reclamado siempre los aficionados. Pero que ¡iluso de mí!, nada más salir el primer toro ya atisbé que no, que el presidente de reconocida competencia e idoneidad había tirado por la calle donde se engaña al que pasa por taquilla. Pero en esto que sale el segundo de la tarde y... ¡qué repugnante espectáculo! El toro sangraba de forma escandalosa por los dos pitones. ¿No sabe la persona de reconocida competencia e idoneidad cuál es la causa por la que un toro sangra por los pitones? ¿No pudo sacar el pañuelo verde y haber solucionado lo que no supo, pudo o quiso solucionar en los corrales? ¿No se le revolvieron las tripas de saberse copartícipe del crimen que se había cometido sobre este animal?

Pero lo mejor estaba aún por llegar. Según dispone el artículo 83 del Reglamento "en las plazas de primera y segunda categoría, cuando una res por su trapío y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción, sea merecedora del indulto, el presidente podrá concederlo...". ¿Desde cuándo, señor presidente de reconocida competencia e idoneidad, es Almendralejo plaza de primera o segunda categoría? ¿Eso es para usted el trapío? ¿Fue excelente el comportamiento del toro en el casi inexistente tercio de varas? ¿Entonces?

En definitiva, un cúmulo de transgresiones que no son casuales, ni puntuales. Sería aconsejable, y desde "Cerro de San Albín" así lo vamos a solicitar de la Consejería de Presidencia, que se tomen las medidas oportunas a fin de evitar semejantes tomaduras de pelo o, de lo contrario, ¿qué legitimidad moral tendrá la Junta para sancionar, como de hecho hace, a un humilde empresario de pueblo, o a un picador por pisar la raya o a un espectador por arrojar una almohadilla, si este atropello lo deja impune o, lo que es peor, permite que este señor vuelva a subirse a un palco.

RAFAEL CARDONA OLIVARES. Mérida