¡Qué vienela poda!

Paseo por las calles de Cáceres y veo una extraña fauna dueña de los cogollos de esos árboles que dentro de unos meses nos cobijarán de los rigores estivales. Se observa que a su paso dejan buena parte de los árboles asépticamente limpios : preciosas terminaciones de las ramas en muñones muy bien cortaditos y, quizá por la premura de tiempo, algún florete de ramillas ya brotadas que bien mirado es todo un arte viviente.

Es de suponer que quien se sepa responsable de parques y jardines también lo es de nuestras calles, y duele el alma de pensar que nuestro querido Cáceres pierde la imagen de sensibilidad que transmite del cuidado de su patrimonio vegetal, que a fin de cuenta también es patrimonio. Y es que esto no es solamente cuestión del ajardinamiento de zonas aprovechando la existencia de algún árbol singular (caso de la acacia del Japón del polígono El Vivero) o rescatando de la corta un olmo abuelo , de tronco, que de ramas no queda mucho (caso de la urbanización del Perú), sino también cuidando la forma, la necesidad, la época y la realización de las podas.

No se entiende que al paisano del campo se le someta a expediente cuando se le ocurre podar más allá del 1 de marzo (condición explícitamente obligada para la autorización de podar, amparado por la Ley 1/1986 de 2 de mayo, sobre la Dehesa en Extremadura, en su anexo 3) y que aquí, ¡35 días después!, se tenga anunciado en la avenida de Alemania una inminente poda, traumática y a saber con qué criterio.

No siendo muchos los árboles monumentales, notables o singulares que hay en Cáceres, sin duda se vislumbra en algunos un potencial extraordinario de serlo algún día. Esperemos que de no ser así podamos encontrar el motivo en alguna enfermedad, tormenta catastrófica o algo por el estilo, porque siendo otra la razón, de ser por el desinterés de nuestros responsables...

Mientras tanto, por favor, los muñones con cortes limpios, inclinados y sin desgarros (para prevenir pudriciones, claro); que el juicio, el buen juicio, se puede dejar para otro asunto.

SANTIAGO FRAILE BUESO. Cáceres

Los profesoresy los ordenadores

Como se acercan las elecciones, los ordenadores prometidos se están montando a toda prisa. Hay profesores que manifiestan su rechazo a la manera en que se está realizando el proceso. Y hay gente que les critica por ello. Es bueno que se levanten polémicas. De ahí pueden salir argumentos que nos beneficien a todos.

A la carta de los profesores del IES Luis Chamizo --con los que como profesor de otro instituto me solidarizo y comparto gran parte de sus reparos-- hay quien replica con una defensa técnica del Linex. Bien, está por ver. En cualquier caso --incluso si acabamos sacándole partido digamos que en los dos próximos cursos--, no dejará de ser un trabajo extra que nos cae a los profesores. Si tardamos más de dos años, no tendremos ordenadores. Para entonces estarán probablemente desfasados y con toda seguridad hechos polvo.

Hay otras críticas menos aceptables, como la de una madre de un futuro alumno, que parece hacer recaer sobre las espaldas de los profesores las responsabilidades de un posible fracaso. Según ella "las madres sabemos qué es lo mejor para nuestros hijos". Los profesores no, parece deducirse.

Nadie discute las posibilidades futuras de la informatización generalizada, en el aula y en todo. Lo que está siendo torpe es la manera precipitada de hacerlo. Los profesores sí estamos viendo el cambio de mobiliario, el cableado, la instalación, los programas, cómo eran las aulas antes, qué podíamos hacer, etcétera. Y no tenemos claro qué podremos hacer en adelante. Que no nos vengan con alicantinas.

JOSE MARIA SALGUERO RODRIGUEZDon Benito

La obra esdel creador

Si los padres se sienten orgullosos de sus hijos, justo es que los creadores lo estemos de nuestras obras. Por ello, desearía señalar --ante la omisión en los programas de mano que, al efecto, se han realizado-- que la autoría del texto de la obra La memoria de la noche , puesta en escena por el Teatro Estable la pasada noche de San Jorge en la Plaza Mayor de Cáceres, es de quien esto suscribe.

FRANCISCO ACEDO. Cáceres