¿El euroes un timo?

El 1 de enero de 2002 hubo un cambio fundamental para todos los españoles, comenzó a circular el euro, lo que se suponía que iba a ser un revulsivo para toda la economía, y a fe que lo ha sido, pero para el enriquecimiento de unos cuantos listos en detrimento de los de siempre, los sufridos consumidores.

Desde el Banco de España y el Gobierno se nos aseguró que se vigilaría que no hubiera redondeos abusivos y que pagando en euros todo sería más fácil. Es simplemente una desvergüenza lo que se puede observar en algunos bares o restaurantes y sobre todo en las máquinas recreativas para niños, que es lo que más conozco. En algunos locales una cerveza o un refresco han pasado directamente de costar 100 pesetas a comienzos del 2002 a 1 euro en la actualidad, y por ejemplo en las máquinas recreativas el tema es especialmente sangrante, porque en este caso prácticamente sin ninguna excepción y con total impunidad, han aprovechado la coyuntura y si antes con introducir una moneda de veinte duros era suficiente, ahora se debe introducir un euro.

Por otra parte me sorprende que cuando en la actualidad cualquier persona se manifiesta en la calle por las ideas más peregrinas, en cambio en un tema tan esencial, comprobando que los salarios siguen igual y los precios se han disparado, nadie dice nada.

He podido leer en algún periódico que el euro es "un timo a escala europea" pues de la subida de precios no se escapa nadie. No soy experto en matemáticas, pero digo yo, si me están diciendo que 50 euros no son iguales a 5.000 pesetas, y antes con esas 5.000 pesetas podía montar a mi hijo en cualquier caballito instalado en la calle o de locales recreativos, 50 veces, ahora resulta que con 50 euros lo puedo montar exactamente lo mismo, 50 veces. ¿Es un timo o no?

MANUEL TRINIDAD MARTIN. Cáceres

Extremadura,puntera en casi todo

La preocupación y el desánimo que me embargaban desaparecieron ante la sorprendente y grata noticia de que nuestra comunidad, Extremadura, es la puntera nacional en casi todo, y nos acercamos al pleno empleo. Con lo mal que lo estaba pasando, porque el mucho tiempo que me permite la jubilación, con la tranquilidad y paz que da el saberse con todos los deberes cumplidos y haber puesto fin a muchos años de lucha que me permiten ver los acontecimientos con serenidad y analizarlos sin pasión, vislumbraba cierta incertidumbre en el futuro de esta tierra al observar y compartir la problemática de familiares y amigos, que sufren paro, desplazamiento a otras regiones por causas laborales y dificultades en los negocios propios, además de la significativa noticia de que la Unión Europea manda más de mil toneladas de alimentos para treinta y cinco mil personas en situación económica precaria para acceder a los medios de supervivencia básicos, y, para completar el desánimo, el triste informe de la Caixa.

Menos mal que el señor Rodríguez Ibarra me ha despertado de este mal sueño. Gracias, presidente.

EMILIO PUIG PARCERISA. Badajoz

De amigosa minusválidos

Por lo general, las personas minusválidas son maravillosas. Llenan la casa de paz, alegría y lo único que hacen es que siempre llegan un poco tarde a todo. Sin embargo, cada uno de nosotros debemos darnos cuenta que si ellos tienen los mismos derechos como seres humanos que son, hacen un importante esfuerzo por ser aceptado entre los familiares y amigos. Las diferencias no están en ellos, sino en el entorno que les rodea, por cuyos motivos somos nosotros los primeros en dar el primer paso, aportando modelos de integración en un ambiente lleno de rico contenido humanitario y manteniendo una actitud positiva hacia ello para que hagan una vida normal sin compararlos con otros enfermos, pues cada uno lleva un proceso distinto.

Pilar, mi esposa, comparte minusvalía de 65 grados. Es muy consciente de su estado y se comporta muy simpática con las amigas, no para hablarle de sus ilusiones por el baile, porque hace muchos movimientos. Se siente muy acompañada y se muere de risa cuando le dicen que lo hace muy bien. No es mala, aunque tampoco es muy buena, y aquí ahora ya sobran las palabras.

FRANCISCO BLAZQUEZ BARRASCáceres