Horrible visióndesde la plaza Mayor

Por suerte y por desgracia, soy un cacereño de casi toda la vida. Suerte, porque nací en una de las ciudades más bonitas de Europa, y desgracia, porque no la disfruto todo lo que quisiera.

Creo que la joya de la ciudad (parte antigua o monumental), nuestro Patrimonio de la Humanidad está siendo objeto de un ataque flagrante a la integridad y la autenticidad de la misma que indica una involución en los aspectos verdaderos de conservacionismo racional.

El estupor que me produjo la visión desde la plaza de la Concepción, dirigiéndome por la calle General Ezponda hacia la plaza Mayor, cuando observé por encima del Arco de la Estrella que las almenas de la muralla se perfilaban sobre un edificio que parecía una nave industrial de los años 50, que a su vez ocultaba la concatedral de Santa María, fue mucho más impactante que cuando viví la reforma de la Casa de Carvajal, actual Colegio de Arquitectos, ubicado entre la Concepción y General Ezponda.

Tengo claro cuál es el significado "rehabilitar" y no creo que sea sinónimo de "transformar", pero me parece que ese término no es el que realmente se está empleando en la parte antigua cacereña y en el entorno de respeto, donde se hallan tantos edificios emblemáticos por su edad y arquitectura y que no dejan de ser el principal bastión del futuro turístico de Cáceres.

Por cierto, me envuelve una duda: ¿Las grietas del palacio Episcopal en fachada principal y la del Arco de la Estrella, son anteriores a las obras realizadas en el palacio de Mayoralgo?

Espero que cuando vuelva por Cáceres no me sorprenda negativamente otras supuestas rehabilitaciones de uno de los tesoros monumentales de la humanidad.EDMUNDO PRIETO ROMAN. HuelvaCuidemos aldonante de sangre

Desde hace muchos años, tanto mis hijos como yo somos donantes de sangre. Hace unos días fui, como hago periódicamente, a donar sangre al hospital San Pedro de Alcántara, de Cáceres, y me encontré con una situación bastante desagradable: la sala de extracciones de sangre la han situado en un pasillo, donde mientras a mí me hacían la extracción pasaba la gente de un lado hacia otro. ¿Es que el responsable de esta situación no ha pensado en el donante? Puedo marearme, indisponerme con la extracción, me toman la tensión... y todo ello con gente que me está observando mientras pasa por el mencionado pasillo. ¿No parece que debe haber algo de intimidad? Para la extracción hay que pinchar vena, utilizar material siempre en buenas condiciones de asepsia, ¿es que pueden darse estas condiciones en un pasillo?

Por otro lado, hasta ahora en cada extracción, personal de la Hermandad de Donantes de Sangre te rellenaba con los datos de tu extracción un carnet que servía de control de las donaciones. Ahora, si el donante quiere llevar el control, tiene que rellenar él mismo su carnet, que parece que ya no tiene validez institucional.

Y me pregunto: ¿Así queremos potenciar nuestros bancos de sangre? Por favor, piensen y cuiden un poco más al donante.ANTONIA PAREJO SANCHEZ. Cáceres

Con la Iglesiahemos topado

Sí, repito este título, con la Iglesia (católica, apostólica, vaticana) hemos topado. No una, sino muchas veces.

La religión no es una asignatura; el imponerla como tal es fundamentalismo inmoral, irracional, inhumano.

He oído muchas veces que así la jerarquía católica "mata dos pájaros de un tiro", hace un lavado de cerebro a los alumnos --al menos lo intenta-- y cobra millones de la Hacienda pública, que es de todos los españoles, católicos o no.

Un sobresaliente en religión, en un examen memorizado o copiado, no es garantía de que el alumno sea o vaya a ser un ciudadano honrado, honesto, ético.

La religión debe darse en las instalaciones respectivas: sinagogas, catedrales y templos, mezquitas, capillas..., pero nunca en centros de enseñanza públicos.

Que los creyentes vayan a sus locales propios, que es donde deben ir, a enseñar y aprender a ser buenos ciudadanos.

Una vez más seguimos con el telegobierno, telepoder sobre España.

Sí, dirigido a distancia (tele) desde el Vaticano, cuando el Estado español no es confesional católico, al menos en teoría, pero sí en la práctica y se tergiversa y corrompe la voluntad del pueblo.

Los católicos, desde niños y adolescentes, a sus templos y catedrales, que prácticamente están cerrados día y noche.TEOFILO HERNANDEZ. Villanueva de la Serena