Un sueño derománticos castúos

¿Quién no ha oído alguna vez esta frase: Quien no diga jierro, jumo, jacha, jigo y jiguera no es de mi tierra ? El castúo, que en los versos de Chamizo cobró cuerpo en forma de bandera, sigue vivo en la expresión oral de muchos extremeños que se resisten a la colonización lingüística de foráneos que, con su intento de ridiculizar nuestra forma de expresarnos, pretendieron enterrarlo en el pasado. Este pueblo oprimido y humillado durante tantos años, esta cara oculta de la tierra, hoy levanta la frente y comienza a presumir ante España y ante el mundo de su historia, sus paisajes, su cultura y sus ritos ancestrales, rechazando los complejos que otrora nos situaron en las posaderas del progreso. Hoy por hoy, la globalización apunta en contra de la definición de un proyecto que tal vez nunca existió. Una idea que, aún en la mente de muchos, nunca llegó a materializarse. Un sueño de románticos castúos que deseaban la regulación gramatical y la oficialidad lingüística del verbo extremeño, para preservar una de las señas de identidad más importantes para un pueblo: Su idioma. Y ahora, aquella idea o aquel proyecto inexistente, cuando menos, sigue siendo una ilusión. Una fantasía de rabiosa actualidad en la voz de todos los extremeños que espantan de su entorno los complejos y los miedos a expresarse con "...esos verbos que entavía están ahí, resquebrajaos pero enteros, como terrones parados y castúos que no se runden con el paso de los años, manque quieran encerraglos en el presiyo del tiempo los que vinieron de ajuera con sus finolis palraos..." Si el participio ha de ser pasado, olvidemos todos los pasaos (pero todos), porque si no flotará en el ambiente un jeó a desengaño cuando se invierta en arqueología arquitectónica y se ignore la arqueología lingüística. Pues si tan trascendente es para el fortalecimiento de la historia y la cultura de un pueblo la recomposición, trozo a trozo, de una muralla o un jarrón árabe o romano, cuánto más trascendente no ha de ser el evitar que bajo el pardo manto extremeño quede definitivamente sepultada su autóctona forma de expresarse, si, precisamente, es en el idioma donde reside el máximo exponente del reconocimiento externo a cultura de un pueblo.JAVIER FEIJOO. Badajoz

Gracias Renfe,gracias

Gracias por facilitarnos la compra de billetes que siempre debíamos realizar un mes antes de la fecha prevista para el viaje porque nunca había suficientes plazas (debido a la gran demanda); Gracias porque a partir de ahora tendremos que coger un autobús que nos obliga a realizar un pesado viaje de 15 horas para disfrutar unos pocos días en el pueblo; Gracias porque si decidimos viajar con ustedes vamos a abonar casi el doble (un 100% más) de lo que antes pagábamos por el mismo trayecto, si bien en vez de tardar 10 horas tardaremos 8 (un 20% menos de tiempo); Gracias por facilitar que los abuelos vean a sus nietos, los padres a los hijos, los sobrinos a los tíos, los primos...

Gracias por robarnos la posibilidad de acercar nuestra tierra (Extremadura) a nuestro lugar de trabajo (Cataluña).

Gracias Renfe, gracias.MONTSE V. Y MIGHEL A.Barcelona - CillerosQuejas en el hogarde la Plaza

Quiero manifestar a la persona o institución que corresponsa una serie de quejas en torno a lo que está sucediendo en el hogar de ancianos enclavado en la plaza Mayor de Cáceres.

En el mes de febrero me entrillé una mano en el puerta de entrada al hogar del pensionista de la Plaza Mayor de Cáceres. Este accidente me obligó a ir a urgencias y quedaron en arreglar la puerta y lo único que hicieron es que en lugar de abrir para dentro, ahora abre para afuera y muchas veces tiene que salir el conserje para abrirnos, puesto quienes estamos allí no podemos con ella y no exponemos a que nos suceda lo que a mí me pasó en su día. Otra cosa; llevan ya varios días que los servicios de la planta baja están atascados y por lo que se ve el problema va para largo. Entre tanto, no hay quien entre.

Y por último, hay unos letreros puestos para que no se fume los días de baile y bingo; pero los demás días tenemos que aguantar el humo de los demás. Creo que los demás también somos personas. Se lo dije a un fumador y me dijo que él no dejaba de fumar. ¡A ver qué hago! ANGEL MARCOS DOMINGUEZ. Cáceres