Ciudadanosde segunda

Los ciudadanos de los pueblos, que los votos son tan buenos, válidos y útiles como los del resto, somos ciudadanos de segunda. Y me explico: hablando de sanidad, todos tenemos en nuestros pueblos al médico de familia a nuestra disposición hasta las tres de la tarde, de lunes a viernes. A partir de ahí, si lo necesitas por una urgencia, comienza la peregrinación. Yo soy de Brozas y dependemos del centro de salud de Navas del Madroño, que dista unos 11 kilómetros. En el mismo te puedes encontrar a tu médico o al que le toque estar de guardia y éste te envía al hospital o te receta lo necesario para lo que demanda el enfermo en cuestión. Bien, me presento el pasado 5 de septiembre, viernes por la tarde, al centro de salud con mi hija con 40º de fiebre debido a una infección vírica en el aparato respiratorio y el médico de guardia nos receta un medicamento, del que no tienen monodosis, por lo que debemos ir a la farmacia a comprarlo. Al ser viernes por la tarde, me tengo que dirigir a la farmacia de guardia, que ese día era la de Galo, en Alcántara (dicho sea de paso, de otra zona sanitaria distinta) y que dista otros 16 kilómetros de mi pueblo, más los 11 al centro de salud recorro 27 kilómetros con mi hija en mi coche para poder administrarle el medicamento. Al llegar a la farmacia de Alcántara me encuentro con un cartel en la puerta que dice: "Estoy en el bar Sevilla". Me dirijo hasta allí para que me suba a atender y resulta que me dicen "que acababa de salir", por lo que vuelvo a la farmacia y tuve que esperar 45 minutos aproximadamente, con mi hija encalenturada, para que al llegar la farmacéutica, de malas maneras, nos dijera que no tenía el medicamento ni uno parecido por sus componentes.

AMBROSIO TORNAVACAS. Brozas

Acerca de la suciedaden Badajoz

Un día sí y el siguiente también recoge la prensa noticias, generalmente acompañadas de fotos, en las que aparecen zonas de la ciudad que suelen ser castigadas, maltratadas, arrasadas, ensuciadas, destrozadas (unas veces se ha tratado de un parque, otras un colegio, otras un determinado barrio, otra el parque de Tres Arroyos, etcétera). Mención aparte merece el botellón (mejor dicho los botellones), que ya no respeta los parques, ni los jardines, ni los colegios, ni las casas particulares, ni el mobiliario urbano, y menos, por supuesto, el derecho al descanso de las personas que viven en las proximidades de donde se desarrollan los mismos.

Es frecuente culpar a los jóvenes de los desmanes que menciono (qué duda cabe que tienen su parte de responsabilidad) pero, ¿y los adultos?, ¿qué ponemos de nuestra parte?, ¿qué ejemplo les damos? Porque no olvidemos que la mejor educación que los niños y los jóvenes pueden recibir es el testimonio, el ejemplo de los adultos, la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace o lo que se deja de hacer. De poco vale que se elaboren las normas para procurar que, como poco, no nos molestemos los unos a los otros, si nadie está dispuesto a cumplirlas (y pocos a hacerlas respetar).

CARLOS CALDITO AUNION. Badajoz

La aventura de laintegración escolar

Soy madre de una niña con Síndrome de Down de 10 años, alumna con necesidades educativas especiales, que asisto, un año más, a las incertidumbres y sobresaltos del inicio del curso escolar.

Me trae hoy a este rincón el deseo de manifestar, públicamente, que desde el inicio de la escolarización de mi hija en centros públicos de educación primaria ("Inés de Suárez" y "El Pilar"), no me he encontrado aún con ningún mal gesto, ni actitudes derrotistas por parte del profesorado (tutores, de apoyo...), ni del personal no docente.

Muy al contrario. Sé y otras veces lo intuyo, que en estos años, no sin esfuerzo y paciencia, vienen reconduciendo sus reacciones intempestivas, muchas veces difíciles de predecir, tanto por la temporalidad como por las formas que han revestido y, aún hoy, alguna vez revisten.

Actitudes positivas ambas --profesores y padres-- en definitiva, que conducen a un buen clima escolar en el que mi hija madura, adquiere hábitos de conducta y se relaciona en un entorno enriquecedor, en el que se respetan sus peculiaridades.

¿Qué factor fundamental puede entonces obstaculizar, en gran medida, en esta etapa escolar, el que ella adquiera progresivamente los conocimientos básicos necesarios --adecuadamente adaptados-- (saber leer, escribir, pronunciar, calcular, conocer el entorno urbana, espacial...) que posibiliten el que en un futuro no muy lejano se realice como persona útil a la sociedad?

Y más aún, que su estancia actual en la escuela sea percibida gratamente por ella, no sólo en el plano de la socialización, sino por los conocimientos armónicamente adquiridos?

M. EUGENIA BARRIGA RUIZ. Plasencia

Los interinosy Educación

Soy interina de Educación desde hace 8 años, tiempo durante el cual me ha ocurrido casi de todo. En una ocasión me quitaron de la lista sin existir razón. Lo denuncié, pero al estar mi reclamación fuera de plazo (yo nunca imaginé que fueran a quitarme sin motivo) no la admitieron. Otra vez me dieron una plaza que no existía. En otra, una persona se "coló" en los primeros puestos de la lista. ¿Confusión? Tras denunciarlo reiteradamente, tardaron 3 años en solucionarlo. Y no del todo. Y, finalmente, este curso, estando la séptima en la lista de mi especialidad (psicología) elijo en el primer llamamiento una de las dos plazas del equipo de orientación de Mérida (vacantes que no tendrían que haber salido, ya que quienes la tienen en propiedad iban a dejar la comisión de servicio). Advertí de esta situación (de la que tuve conocimiento tras incorporarme a Mérida) a la Dirección Provincial. En una de estas múltiples llamadas, un alto cargo se despachó con que ellos "no trabajan con suposiciones". Y el 1 de octubre, tal y como se preveía, las suposiciones se convierten en hechos y me quitan la plaza. Eso sí, me ofertan otra, pero no en Mérida, donde yo elegí. Además, en este período y a pesar de mis advertencias, reparten nuevas plazas, entre ellas una en Mérida. Esta es mi situación. ¿Es esto estar acomodada? No lo creo, igual que tampoco lo es la situación general del colectivo interino, que durante años ha visto cómo la oferta de plazas era mínima (yo ya he perdido la cuenta de las ocasiones en que he aprobado los exámenes de oposición con notas medias de 8 y jamás he conseguido plaza). Y aunque la situación mejoró con el nuevo Decreto de Interinidad con la convocatoria masiva de plazas, la situación laboral de los interinos ha vuelto a empeorar. Sí, ya sé que la Junta no puede modificar el RD 850/1993, pero sí podría llegar a acuerdos para lograr un plan de estabilidad laboral del profesorado interino. Pero no lo hacen. Y, además, nos insultan públicamente. Cuando lo único que pedimos (al menos yo) es que nos escuchen. Yo no quiero privilegios.

ANGELES GIL CARVAJAL. Calamonte