Pavos de plástico

y lágrimas de cocodrilo

El espectáculo teatral está en claro auge hoy día entre la clase política mundial. Sólo hay que sintonizar el telediario de la primera o el de Antena 3 para ver como el galardonado actor de comedia George W. Bush representa su papel de bufón y no tiene ningún reparo en dejarse fotografiar, sosteniendo un enorme pavo de plástico, ante aquellos de sus compatriotas a los que él mismo ha enviado a morir a Irak. Y aquí en casa, también tenemos magníficas muestras de la mejor tragicomedia. Nuestro afamado actor dramático José María Aznar se atrevía a hacer como que lloraba en San Sebastián, faltando al respeto a las víctimas del terrorismo. Seguro que lo ha plagiado de aquella película, norteamericana, cómo no, en la que William Hurt finge llorar ante las cámaras para conseguir una buena exclusiva. Alguien debía decirle a este señor que ya está bien de sobreactuar y de utilizar el dolor ajeno con fines meramente electoralistas. Aunque en exceso tolerantes con su espectáculo de los últimos años, no tome por tontos a los ciudadanos, señor Aznar, pues somos perfectamente conscientes de que la campaña electoral, que se paga con nuestros impuestos, está oficiosamente en marcha y sabemos que tiene usted que seguir haciendo partido, aunque no figure ya en los títulos de crédito. No trate de embaucarnos con su pretendida emoción en épocas de farsa electoral.

Pero aquí no se salva ni el apuntador. Desde el nefasto actor secundario Zapatero, al que le faltan muchas tablas para conseguir engañar al respetable, hasta los siempre aspirantes a debutantes señores del PC, que siguen intentando camuflarse bajo el disfraz de IU. No olvidemos que todos han participado en la burla al pueblo representada recientemente en la Asamblea de la Comunidad de Madrid. Parafraseando a José Luis Sampedro, podría decir que "me siento en un país ocupado por mi clase política".

JUAN A.G. Cáceres

Réplica

a unas obras

Desearía contestar a Javier G. Amado con respecto a la carta que se publicó el día 11 de enero del 2004. Usted está indignado por las obras de la carretera Plasencia-Trujillo y lo perjudicial que son para el parque de Monfragüe. Este verano, en Torrejón el Rubio de vacaciones, estando con un embarazo de alto riesgo, tuve unos dolores horribles, con lo cual me llevaron al hospital correspondiente en Plasencia, y no se puede imaginar los cuarenta minutos que pasé por esa carretera estrecha y con tantas curvas.

Si por lo menos la ensanchan y asfaltan, ganamos en algo, pues también tenemos derecho a buenas infraestructuras, por mucho que amemos el parque.

PATRICIA ETXEZARRAGA

La propuesta del

presidente Ibarra

La propuesta que ha hecho el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, mediante la cual se obligaría a todos los partidos políticos a obtener como mínimo el 5% de los votos en el conjunto del Estado para conseguir representación en el Congreso de los Diputados, es una idea que no se la cree ni él mismo, ya que si hubiera prosperado su iniciativa, a la vuelta de unos años cabría la posibilidad de que ni si quiera la actual tercera fuerza política, Izquierda Unida, obtendría representación parlamentaria (y a nadie le interesa eliminar de un plumazo a un adversario político que representa a dos o tres millones de españoles).

Con sus manifestaciones, el presidente Ibarra lo que ha hecho es dar un aldabonazo, un golpe en la mesa, echar mano del sarcasmo y decir a toda España que Extremadura no acepta limosna; lo único que desea es que se le dé todo aquello que en justicia y solidariamente le corresponde.

Por lo demás la propuesta de Rodríguez Ibarra no es tan disparatada, como interesadamente algunos han querido ver, pues la misma Alemania, tan calculadora y racional ella, tiene implantado desde hace tiempo en su sistema electoral ese mismo tope del 5% y nadie se ha rajado las vestiduras por ello.

Otra cosa es que los desplantes de Ibarra pueden beneficiar o no a su partido a nivel nacional.

TEOFANES GALAN SANCHEZ. Badajoz