SE MUEREN

La agonía de nuestros pueblos

Pedro Serrano

Valladolid

Los pueblos se nos mueren poco a poco. Los pueblos pequeños son entes moribundos que solo reviven en verano con la llegada de algunos de sus hijos pródigos. Los pueblos se secan porque no hay savia nueva, porque no hay vástagos que ocupen el lugar de aquellos que se mueren de esa enfermedad incurable que es la vejez. Yo, que viví mi infancia y adolescencia en el pueblo, cuando acudo a él y paseo por sus calles, a veces, no puedo evitar un escalofrío al contemplar sus casas tan muertas como sus antiguos dueños. Cuando camino por sus calles, un chorro de emociones y recuerdos emergen de lo más profundo de mi memoria y, por unos instantes, en mi mente vuelve a bullir aquella vida que un día lo habitaba.

Pero, al salir de mis ensoñaciones, de nuevo me digo: "¡Cuántas casas vacías! ¡Cuántas sepulturas llenas!" Las campanas están mudas; ya no hay campaneros ni motivos para tañerlas. Solo la cigüeña, fiel a su pueblo y a su torre, se atreve a romper el silencio con su sonoro y monótono crotoreo. Solo a las cigüeñas y a nuestros políticos parece no importarles la agonía de nuestros pueblos.

BUKOWSKI

Gatos

María Francisca Ruano

Cáceres

Los gatos de Bukowski no se parecen aunque sean iguales a los gatos de Sesimbra. Su playa llamada California, lugar donde el poeta falleció, tenía barcas, tenía olas, tenía toallas bajo los toldos amarillos como barquillos.

Los gatos no estaban en la playa California, sino alimentándose de escamas de pez espada, frías o calientes, en la sobreactuación de viviendas costeras urbanizadas en la ciudad pesquera como sombrillas de piedra. Y tras los banquetes, su veinte horas durmiendo, cada gato.

Los gatos del poeta estadounidense Bukowski "conocen la desilusión, no se entusiasman con nada, saben lo que hay que saber, adaptándose a su propio espacio con maravillosa facilidad, según sus palabras..., se quejan, pero nunca se preocupan, continuaba el poeta". "Son mis maestros". Luego, el libro se acaba, así, y queda sol en Sesimbra y quedan sus gatos, mirando como miran los gatos, que saben más de todo, que ronronean.