LAS MONJAS

El papa anima a no utilizar internet

Emilia Novas Soler

El papa Francisco ha hablado a las monjas de internet. Uno esperaría que les impulsara sobre todo a utilizar ese regalo del cielo para conocer mejor la teología, la historia de la Iglesia, las necesidades del mundo, etcétera, pero él insiste en el peligro de que sea una "evasión de la vida fraterna", como si sus hermanos no fueran todos los seres humanos, a los que internet permite acercarse, hacerlos más su "próximos".

Me recuerda a aquellos misioneros que se oponían a la construcción de carreteras que pudieran llevar por manos caminos a su "rebaño" de nativos. Aquí mismo y no hace mucho, ETA se enfrentó a la autopista que pudiera "viciar" a los pamplonicas. Aunque quizá todos estos prohibicionistas tengan algo de razón desde el punto de vista de sus propios intereses.

SEPARATISTAS

Traidores célebres y Mariano Rajoy

Diego Mas Mas

Se suele poner como ejemplo de traidores a Judas, por su víctima, pero, aunque seducido por los nacionalistas judíos, se arrepintió enseguida, devolvió el dinero y hasta se suicidó. En España el nacionalismo centralista puso como ejemplo de traidores a Bellido Dolfós, cuando fue lo contrario, porque defendió el legítimo derecho de su señora doña Urraca fingiendo que iba a traicionarla, para así poder matar a Sancho II, traidor, ese sí, al testamento paterno. Mas parecido en el tiempo y en los modos a la gran traición actual, el presidente mejicano Santa Ana vendió gran parte de su país a los Estados Unidos, pero tras haber luchado mucho ese país y obligado por su debilidad militar. En cambio, Mariano Rajoy, aun teniendo más poder, está entregando buena parte de España a grupos separatistas, contra la ideología del Partido Popular y tras haber cometido la increíble hipocresía de denunciar a otros aspirantes a la presidencia de España de intentar la traición que él ahora está cometiendo por puro egoísmo, para agarrarse como sea a un sillón que ha manchado con sus mentiras, corrupciones, incapacidades y tiranías.

PROPAGANDA

Mono espabilado

Manuel Delgado Iriarte

En un país asiático del que no quiero acordarme, para no hacerle propaganda, hay unos grandes monos entrenados para abrazar por detrás a los visitantes mientras les sacan fotos o vídeos. Acabo de ver uno en el que el mono va subiendo sus manos hasta los pechos de una chica de buen ver, que no parece insatisfecha ante ese avance. ¡Ay, qué mono! Sólo faltaría que hoy, cuando ya hay tantos robots que nos desplazan sin alternativas de otros campos, venga un mono fresco a ocupar un terreno en el que también somos muchos los desempleados.