a favor

Los deberes

Roberto Casiano

Navalmoral de la Mata

Cuando era estudiante no universitario mi jornada escolar comenzaba por la mañana, paraba para comer y volvía por la tarde. Después de merendar, tocaban los deberes y, una vez finalizados, jugar. Nunca me sentí estresado, mis padres nunca se vieron obligados a truncar su vida por mis tareas escolares, entre otros motivos, porque las hacía yo no ellos, como ocurre ahora.

Por ello, no entiendo tanta polémica con si deberes sí o deberes no. Trabajar en casa (todo dentro de los límites de la normalidad, claro) permite reforzar los conocimientos adquiridos durante la jornada escolar, sobre todo a aquellos que van a remolque.

Sin embargo, me inclino a pesar que el problema se concentra en esos padres que, en un exceso de protección, se encargan de hacerles los deberes a sus hijos difuminando la responsabilidad de los estudiantes por su tareas escolares.

También se argumenta que los deberes son un método pedagógico injusto y contraproducente, y que el método finlandés es el más eficaz. No dudo ni una ni otra afirmación (a fin de cuentas sólo son un padre que busca lo mejor para su hijos y no un experto), pero ¿qué vamos a poner en marcha en España si cada cuatro años, si cambia de color político el gobierno central, se aprueba una nueva ley de educación? Por cierto, a cual menos eficaz.