TERRORISMO

Mayor nivel de alarma

Emilia Novas Soler

Madrid

El nivel de alarma oficial se elevó hace un año, el 8 de enero, al grado tres; y el 26 de julio, al cuatro; en estas fiestas de fin de año, sin elevarlo al grado máximo, cinco, han estado rodeadas de un aumento espectacular de vigilancia con armas reforzadas, e incluso, como en Madrid, trincheras formadas con bloques de cemento y autobuses cruzados para impedir el paso a los lugares concurridos en Nochevieja y la cabalgata.

Como es natural en ese ambiente de alarma, hemos visto a ciudadanos portando distintivos en favor de la paz, como en la guerra de Irak; con más razón si cabe que entonces, porque ahora las víctimas podríamos ser nosotros mismos. Sin embargo, para conseguir la paz no basta desearla, ni organizar una defensa militar, poco eficaz en circunstancias como esta. Sólo obtendremos una paz segura cuando hayamos conseguido respetar ideológica, política y económicamente los derechos humanos fundamentales en muchos países, de donde surgen --dándole una aparente argumentación, aunque sus resultados sean contraproducentes-- quienes ahora cometen aquí e incluso allí actos tan bárbaros e indiscriminados.

RECAUDACIÓN

Privilegio descarado

Martín Sagrera

Madrid

El Tribunal Supremo acaba de afirmar que poner una casilla para recaudar para la Iglesia católica, pero negársela a los protestantes no es discriminarles. En su vida privada los jueces pueden creer en misterios y milagros como ese. Pero su profesión les obliga a ejercerla conforme a la Constitución, pues lo contrario sería, es, prevaricar, burlarse de ella y de todos nosotros. En el fondo, no es que los protestantes tengan derecho a la casilla, sino que tampoco debiera tenerla la Iglesia católica, pues el que pone esa cruz paga ni un céntimo más, y los Reyes Magos no hacen ahí ningún regalo milagroso.