Francisco Alvarez-Cascos reclama respeto a su vida privada y expresa desprecio hacia las manipulaciones de los medios de comunicación. Tiene razón: todos los ciudadanos tienen derecho a que no se les moleste por su vida sentimental, y todas las incorrecciones de los periódicos, radios y televisiones merecen rechazo.

Pero vale la pena decirle al titular de Fomento que esos principios generales no tienen nada que ver con lo que están divulgando los medios en relación a las masivas compras de arte hechas por su ministerio en la galería de su actual pareja. Porque otro principio elemental es el derecho a informar de datos sospechosos sobre el poder y pedir que se aclaren. En este sentido, cuesta muy poco imaginar lo que el propio Cascos habría dicho desde la prensa si, cuando gobernaba el PSOE, cualquier ministro hubiese efectuado un gasto de ese tipo en esas circunstancias. Y no defendemos que los abusos mediáticos o las infinitas vulneraciones de la presunción de inocencia que se hicieron entonces desde el PP que él coordinaba justifiquen las incorrecciones que puedan hacerse hoy. Pero sí que consideramos que, de todos modos, y a la vista de los antecedentes, hay personas más convincentes que Cascos cuando hablan de esos temas.