WNwo debemos dejar pasar en silencio, con cobardía civil colectiva, la última aplicación de repetir mil veces una mentira para que pueda parecer una verdad. El juez Carlos Fanlo criticó en un diario gratuito los excesos verbales de Jiménez Losantos. El artículo merecía ser leído. Tras aludir al atentado que sufrió tiempo atrás Jiménez Losantos --un tiro en las piernas--, venía a decir que ahora este comentarista no tiene corazón. Utilizaba una metáfora arriesgada, pero más moderada que mucho de lo que suele oírse en la COPE.

Aunque ni dijo ni insinuó que los agresores tendrían que haber disparado a Losantos al corazón, eso le atribuyeron la COPE y sus allegados. Incluso poniendo en circulación frases entrecomilladas que él no escribió. Se creó una gran tensión por esa supuesta incitación al asesinato. Fanlo, que llegó a pedir perdón por si alguien se había molestado por lo que realmente había escrito, fue despedido. No por lo que dijo, sino por atreverse a criticar los excesos de la cadena COPE desde una situación opinativa de inferioridad. No es una gran historia. Se trata, simplemente, de un ejemplo de la capacidad de manipulación y del deterioro de la calidad democrática en estos tiempos que vivimos.