Leo con sumo interés los comentarios que EL PERIODICO EXTREMADURA expone en temas del día, así como otros de habituales comentaristas y me llama la atención, por no decir sorpresa, las opiniones que en los mismos se han vertido sobre el caso del niño Fabio, que es discapacitado y espera un trasplante de riñón..

Son manifestaciones enriquecedoras en un asunto con gran repercusión social y hasta políticamente rentable. Pero, en mi opinión, se olvida la parte más cualificada: la técnica e institucional, que por el momento hace mutis por el foro.

No es la primera ni será la última que un tema como el trasplante de órganos, tan espinoso como es el caso que nos ocupa, ve la luz en medios de comunicación que sólo sirven para crear opiniones negativas ante los ciudadanos.

Para aquellos que llevamos años en el entramado de los trasplantes se nos vienen a la memoria situaciones como el caso del niño gitano Aquilino , que se dijo que era discriminado por raza, cuando fue un error de comunicación lo que causó tal polémica.

No podemos olvidar la cantidad de fábulas contadas sobre la venta de órganos, las llamadas de angustia para obtener un órgano, las colectas para acudir a otros países a una terapia de trasplante, etcétera. Pero gracias a nuestro sistema sanitario y al equipo del doctor Rafael Matesanz , disponemos del mejor Plan Nacional del mundo en materia de donación y trasplantes de órganos, y esas cuestiones han quedado superadas.

Por ello manifiesto que de manera consciente es difícil, por no decir imposible, excluir a alguna persona de un trasplante que suponga un tratamiento vital, salvo que sea por motivos clínicos universalmente aceptados. Otra cuestión será la urgencia del mismo caso del hígado o corazón, con relación al riñón, que dispone de medidas alternativas, como son las distintas formas de diálisis.

XENTIENDO LAx la postura de los padres, sin duda alguna; pongámonos en su caso.

He de reconocer que desconozco la patología que padece el niño, y aún conociéndola no me atrevería a hacer un juicio, como tan fácilmente hemos leído en la prensa, cuando aparte de los matices que se le quieren dar, los tiene además éticos y se manifiesta que se pretende una eutanasia pasiva, acción o acciones no autorizadas en nuestra legislación.

Que con seguridad los equipos trasplantadores con experiencia y los comités de bioética de los distintos centros habrán informado. Otra cuestión son los expertos, allá de los mares, consultados cuyo sistema de actuación en materia de donación y trasplantes es distintos --por ser benevolente-- con el nuestro.

Y cuando uno lee los apoyos recibidos de SES, se me ocurre pedir y así se lo he transmitido a nuestro coordinador hospitalario --que días atrás acudía a Badajoz a la presentación de la nueva unidad de trasplante hepático de Extremadura-- que es una obligación científica, ética y social, dar una explicación del caso, bien por la coordinación regional o nacional de trasplantes.

Nuestra sociedad, altruista en donación de órganos y de la cual todos somos candidatos a beneficiarios, tiene derecho a una explicación convincente, rigurosa, salvo que el trabajo de años lo queramos tirar por la borda.

*Médico