Saben, me cuesta creer que el nuestro sea un país zafio que a la hora de entretenerse con la tele prefiere la casquería a programas informativos o de debate, o documentales, etcétera, serios, bien hechos, y desde luego lejos del histrionismo.

Pero debo de estar equivocada cuando CNN acaba de cerrar sus puertas y su lugar lo va a ocupar un programa de 24 horas dedicado a Gran Hermano. Duele la pérdida de CNN, como duele la pérdida de cualquier programa en que los participantes sean educados, reflexionen sin alzar la voz, nos cuenten historias de interés general, se entreviste a personas de interés social, en definitiva programas que nos enseñan, nos informan y nos llevan a la reflexión.

Al parecer, según los ejecutivos de las cadenas de televisión, lo que gusta es la casquería, es decir si se emite una tertulia aunque sea de contenido político, y los tertulianos se insultan, tiene garantizado el éxito. Por el contrario, si los participantes no insultan a nadie, está abocado al fracaso.

En ocasiones pienso que quienes miden las audiencias hacen trampa, que no puede ser que el nuestro sea un país que mayoritariamente se divierte con programas en que prima el insulto y el esperpento.

Lo peor es que las televisiones, no solo las públicas, sino las privadas también están concebidas como servicio público, pero a nadie parece importar este detalle.

Un país donde CNN + es inviable es que tiene que hacérselo mirar, es que a la sociedad le pasa algo. Por eso, entre las malas noticias que se han producido en este año 2010 que estamos a punto de abandonar, está la desaparición de este canal donde encontrábamos informativos dignos, tertulias serias, programas de entretenimiento sin histrionismos ni casquería, etc, etc, etc.

Pero ya se sabe que desde Roma todo está inventado, la gente lo puede pasar mal y no llegar a fin de mes, pero mientras le dan circo se entretiene, y la televisión de nuestros días es igual al circo romano.