Los europeos hemos asistido a un nuevo lunes negro en las bolsas de todo el continente con la amarga sensación de que nuestros gobiernos son incapaces de tejer una respuesta coordinada a la crisis financiera que azota a todo el Occidente y que se encuentra en fase aguda. A la vista de que entidades bancarias y aseguradoras importantes de Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Alemania se han tambaleado en los últimos días, los políticos de los distintos países se han dedicado a poner parches de forma unilateral mirando en exclusiva a su propio patio. Con esa actitud lo único que han conseguido ha sido introducir nuevas tensiones en el sistema, como ayer se demostró en los mercados con inusitada contundencia.

Cuando cada día hay noticias y rumores sobre entidades financieras afectadas; cuando el temor de los ahorradores se acrecienta, hace falta más que nunca que los gobiernos se dediquen en cuerpo y alma a generar confianza. Y ahí es precisamente donde los dirigentes europeos han fracasado. La Unión Europea intentó ayer corregir el tiro difundiendo un mensaje institucional en el que asegura que nadie va a perder los ahorros por la crisis. Pero, paralelamente, siguieron los llamamientos a una acción coordinada en el terreno de las garantías de los depósitos. Es preciso reconocer el esfuerzo del vicepresidente económico español, Pedro Solbes, porque fue una de las voces que ayer insistió más en la necesidad de levantar políticas comunes, en lugar de que cada uno actúe en función de sus intereses cortoplacistas y nacionales. En estas circunstancias complicadas es cuando más que nunca se echa de menos a los grandes estadistas que avanzaron en la construcción de una Europa que hoy no está tan unida como pensábamos.

La sacudida de ayer desmuestra, por otra parte, que la crisis financiera nacida en los Estados Unidos con las hipotecas basura ha sorprendido a algunos bancos europeos en posiciones de debilidad. El caso de Hypo Real Estate, la primera hipotecaria de Alemania, que tenía mayor agujero del declarado cuando empezó a dar síntomas de que necesitaba ayuda, indica que no solo los tiburones financieros norteamericanos se han comportado de forma irresponsable; también los ha habido en Europa.

Sin embargo, resulta altamente esperanzador en ese contexto que ningún banco o caja españoles haya necesitado auxilio hasta el momento. Lejos de cualquier intención de practicar el triunfalismo, hay que subrayar que el Banco de España ha realizado con eficacia la tarea de vigilancia del sistema financiero que le ha sido encomendada. La reunión mantenida ayer en la Moncloa por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con los presidentes de los grandes bancos y cajas buscaba remarcar un mensaje de confianza, un objetivo cubierto al comprometerse a subir las garantías de los depósitos.