Es importante ir analizando con el máximo rigor posible los resultados electorales que se van produciendo en esta nueva fase de la política española que, como mínimo, dará lugar a un nuevo sistema de partidos. La cita catalana era la tercera de las cuatro que tenemos en 2015.

Más allá de la evidente singularidad del proceso, en el que partidos de ideología opuesta se agruparon en torno al eje del independentismo, existen otros elementos de análisis a los que quizá no se les ha prestado suficiente atención.

Me centraré más en ellos que en el resultado de la pelea entre nacionalismos español y catalán que, como se preveía, ha quedado en tablas; como quedaría en Euskadi, como lleva quedando cuarenta años sin que los nacionalismos se den por enterados de que no se puede arrastrar a todo un pueblo, con una decisión del calado que ellos pretenden, sin el apoyo de la mitad de su ciudadanía.

Me parece especialmente interesante el punto de vista comparativo para encontrar en el resultado de las elecciones catalanas huellas importantes del país en el que vivimos hoy. Cojamos los resultados electorales de las autonómicas extremeñas de mayo pasado y los de las catalanas de este septiembre.

El primer elemento diferenciador es que en Extremadura lograron representación parlamentaria cuatro fuerzas (PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos) de las doce que tuvieron votos; en Cataluña, seis partidos (Junts x Sí, Ciudadanos, PSC, Catalunya Sí que es Pot, PP y CUP), de los once con votos. Más partidos con votos en Extremadura pero más fuerzas representadas en Cataluña.

El PSOE, ganador en Extremadura con el mejor resultado de España (41,50%) ha sido tercera fuerza en Cataluña con la tercera parte del voto (12,74%). El PP, que en Extremadura obtuvo el 37,02% siendo segunda fuerza, ha quedado como el quinto partido catalán, con el 8,5%, menos de la cuarta parte. Así, los dos grandes partidos nacionales suman en Extremadura el 78,52% de los votos, mientras que en Cataluña esa suma arroja un 21,24%.

El caso de Ciudadanos es interesantísimo. Con la influencia lógica de ser un partido nacido precisamente en Cataluña y con profundas raíces allí --incluidos sus principales líderes--, ha sido segunda fuerza con un resultado espectacular, 734.910 votos (17,93%). En Extremadura logró 27.833 con un 4,37%, menos de la cuarta parte, siendo cuarta fuerza. Pero es que incluso en Andalucía, donde logró ser partido determinante para el gobierno, obtuvo tan solo el 9,28%.

No digamos nada de Podemos. Diluido en Catalunya Sí que es Pot, su debacle ha sido casi tan espectacular como el éxito de Ciudadanos. Aunque no es posible asignarle un número exacto de votos, hay una cosa que parece clara: Catalunya Sí que es Pot sumaba a Podemos, ICV y EUiA, y si en el proceso de 2012 ICV y EUiA lograron 358.857 votos, y en 2015 han sido 366.494, en principio Podemos habría aportado exactamente 7.637 (menos del 0,2% de todo el voto catalán). En Extremadura, Podemos fue el tercer partido, con 50.873 votos y el 7,99%.

Finalmente, la comparación entre estas dos comunidades autónomas nos ofrece un panorama de gran estabilidad en Extremadura, a pesar de entrar dos nuevos partidos en el parlamento, y de enorme fragmentación en Cataluña a pesar de que dos fuerzas (JxSí y CatSíqueesPot) se habían agrupado representando a cinco partidos (CDC, ERC, Podemos, ICV, EUiA). Ante los cambios, Extremadura se repliega, Cataluña se expande.

Todo esto nos obliga a sacar algunas conclusiones, siempre provisionales a la vista del proceso de cambio del sistema, aún inacabado. La primera es que la remodelación del sistema de partidos está extremando las diferencias que ya había entre comunidades autónomas, estableciendo sistemas de partidos cada vez más diferentes en cada una de ellas. Esto, por cierto, afianza la idea de quienes siempre hemos creído que España es un país de una enorme diversidad sociológica y política, de modo que el marco jurídico, algún día, debería adaptarse a esa fuerte heterogeneidad. Esta creciente diversidad, por cierto, debería ser tenida muy en cuenta por todos en la campaña de las próximas elecciones generales.

Finalmente, y desde el punto de vista evolutivo, este tercer proceso de 2015 apuntaría a una progresión muy diferente de los dos partidos nuevos. Ciudadanos empezó despacio y va creciendo sin prisa pero sin pausa, si bien es cierto que su gran resultado catalán tiene un plus no extrapolable; Podemos, que ha llegado a ser primer partido nacional en algunas encuestas de 2015, apuntaría a ser un soufflé que estaría bajando aceleradamente. Yo no me atrevería a decir que estas tendencias se reflejen tal cual en las generales de diciembre, pero eso nos dicen los datos ahora. En menos de cien días lo sabremos.