XOxbjetivamente, Cardo-Rovira disfruta de una representación en la política española sobrevalorada, por la aplicación de la ley d´Hom, que hace que sus votos sean más que 652.000. No son sus ideas, argumentos o capacidad de seducción, lo que le dan esa sobreinfluencia, pero es evidente que la ejerce. El último episodio, cuando hace unos días sentenció que ninguna institución catalana apoyara la candidatura que Madrid ha presentado ante el COI para ser la sede de la Olimpiada de 2012. La causa de tan rigurosa condena es una simple votación de la Federación internacional de patinaje para rechazar a la Federación catalana como miembro de la misma, con el voto favorable de ciento catorce países, ocho en contra y dos abstenciones.

A juicio de Carod, el resultado de la votación se debe a injerencias políticas españolas y a presiones directas del Gobierno español, al que reconoce formidables poderes, capaces de torcer la voluntad de un organismo internacional, sin aportar pruebas por supuesto, lo que no impide que el rechazo de la Federación internacional haya pasado a engrosar su lista interminable de agravios de España hacia Cataluña.

Es cierto que después Carod ha admitido que esas declaraciones fueron un error y que habían sido manipuladas en los medios de comunicación. Pero esta rectificación no se hizo con el mismo ardor y convicción. Más que el arrepentimiento parece que se debe a otros motivos, como el malestar del empresario catalán, que le ha tenido que advertir que con la pela no se juega y que el mercado español sigue siendo vital para la empresa catalana. Vamos, que el atrevimiento en política está bien siempre que sea gratis o de bajo coste.

En la trastienda de las contradeclaraciones suavizando la condena se deja ver que los empresarios catalanes temen un boicot en el mercado español de los productos catalanes, particularmente y de forma inmediata del cava. Gracias a una publicidad exitosa, pública y privada, repetida año tras año, el cava ya forma parte de las costumbres navideñas españolas, en forma de cava catalán, que se consume en abundancia. Otros cavas excelentes, originarios de diferentes lugares de España, no son conocidos y quedan relegados a segundo plano, a la espera de mejores oportunidades.

No se puede afirmar que el cava catalán esté directamente protegido, pero es pertinente recordar de vez en cuando que la industria catalana se ha beneficiado tradicionalmente del proteccionismo de sucesivos regímenes y gobiernos que obligaban a los españoles a consumir productos de unas empresas que no tenían que enfrentarse a la competencia interior ni mucho menos a la exterior. Este tipo de proteccionismo ya no se da en el mercado único de la Unión europea, pero las empresas catalanas han encontrado el terreno abonado y siguen beneficiándose de las estructuras económicas de nuestra historia común, que no quieren perder.

Cataluña es la primera productora mundial de cava y prácticamente acapara todo el mercado español. El cava arraigó en Cataluña desde Francia, lo que no excluye su producción en otras zonas vinícolas, como en Almendralejo, donde se ha conseguido un cava excelente relación calidad/precio. Como el análisis económico está reñido con cualquier tipo de metafísica, no veamos en ello ningún valor simbólico, sino la prueba del trabajo bien hecho y de que en una economía de mercado nadie está protegido indefinidamente por muchas ventajas de situación o cuasi monopolísticas que haya conseguido. Afortunadamente ya podemos elegir y también brindamos con cava de Almendralejo.

*Economista