El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, criticó ayer el acuerdo refrendado por los ministros de Fomento de España y Portugal, José Blanco y Antonio Mendonça, sobre la estación internacional del AVE en la frontera de Caya. Según ese acuerdo, del lado español quedará la estación de pasajeros y del portugués la de mercancías en una obra sin solución de continuidad entre ambos países.

No es la primera vez que el alcalde pacense critica ese ´reparto´, pero no dice exactamente qué es lo que le gustaría que se hubiera hecho. Se intuye que a Celdrán le hubiese gustado que en la parte española estuviera toda la estación, con su calificativo de internacional, aun a costa de que hubiese otra en Elvas, lo cual no deja de ser un disparate que ninguna administración sensata se podría permitir, ni económicamente ni políticamente: mal casan los esfuerzos por borrar la Raya, que es una de las riquezas que tiene Badajoz, con una petición de que se dupliquen obras sin sentido... Es una posición recalcitrante, próxima a los que, en Portugal, forzaron construir un puente nuevo en Ajuda por no colaborar los dos países en reconstruir el viejo.