Historiador

Miguel Celdrán, alcalde de Badajoz, está encantado de haber ganado las elecciones para estar cuatro años más con los pacenses ¿? Está encantado con su equipo de gobierno, al que no cambia casi nada, ni tiene prisa en aprobar los presupuestos. Todo igual, como antes de las elecciones. Está encantado con Badajoz, con sus gentes, aunque le hayan votado menos, con lo bien que está la ciudad: en el centro, las barriadas y los poblados ¿?

Si se le pregunta por su relación con la Junta ya es otra cosa. "Dependerá de Ibarra; por mí encantado", responde. Nunca nada depende de él. En una relación de dos, él no tiene responsabilidad alguna, es otro el culpable. Pero aquí la triste verdad es sólo una: Celdrán siente un odio visceral hacia Ibarra que ya le viene de antiguo, de cuando ni siquiera pensaba ser alcalde. Y así no puede ser, porque su prurito personal le puede más que nada. Está por encima de los intereses de los ciudadanos.

Y creo sinceramente que esta actitud no favorece a Badajoz. Si no se plantean a quien te puede ayudar los posibles proyectos para la ciudad, que el ayuntamiento por sí solo no puede abordar, éstos no se conseguirán nunca. Esta postura no es la de otros alcaldes, que también son del PP, que acuden a ver al presidente y consiguen buenos proyectos para sus ciudades. Preguntemos si no a los alcaldes de Cáceres y Don Benito, dos ejemplos de los muchos que hay. Sólo hay que tener voluntad de diálogo, otro talante y obviar cualquier prejuicio. Y sobre todo, dejar a un lado la postura personal, porque representan a muchos ciudadanos. Celdrán debe rectificar.

Supongo que cuando Ibarra cree que el AVE, las autovías nacional V y 630, la presa de la Serena, etcétera, son proyectos importantes para la región, coge y se va a ver al ministro de turno para pedirle la concesión del proyecto sin pensar en si es simpático o antipático, si es de otro partido o si le tiene manía. Sólo tiene una fijación en su mente: esto es bueno para Extremadura. Y, en realidad, es lo que hacen muchos alcaldes de todos los rincones de nuestra geografía, de todos los colores políticos y de todos los talantes, que saben que la administración más cercana, que representa a nuestra autonomía y adonde hay que acudir para presentar proyectos y pedir ayuda es la Junta de Extremadura y a la cabeza está su presidente.

Que Ibarra ha apoyado siempre a Badajoz y la considera la ciudad más importante de Extremadura con un extraordinario dinamismo y pieza clave en el desarrollo de la región, está fuera de toda duda. Si echamos mano de los datos y de las hemerotecas, esta afirmación es apabullante. Miles de millones de pesetas invertidas y proyectos importantes llevados a cabo lo demuestran. Desde el Puente Real, pasando por el polideportivo de la Granadilla o la Facultad de Biblioteconomía y la Biblioteca General de Extremadura, hasta el MEIAC y el Palacio de Congresos, podríamos hacer una lista interminable.

Creo que si Celdrán quiere a Badajoz y ser un buen alcalde, tiene que rectificar, debe ir a buscar lo que sea y donde sea, sin importarle tanto otras cosas personales. Eso es lo que hacen los buenos políticos y los buenos gestores. La ciudad y los ciudadanos se lo agradecerán.