Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres tienen miedo de que los hombres las maten». Es una cita de la escritora y activista canadiense Margaret Atwood que refleja muy bien por qué esta semana ha sido tan importante para todos, pero sobre todo para el sexo femenino.

Sí. En la prensa, en la televisión, en la radio, en las instituciones, en la calle, en todos lados se ha hablado del 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Y todavía queda mucho por decir.

Una señal positiva es que si hace unos años se nos regalaban flores y felicitaciones, hoy se sale a la calle. A celebrar los logros, a reivindicar los que nos faltan por alcanzar.

Da esperanza en la humanidad ver las calles repletas de personas en diferentes países del mundo --más de medio centenar se unieron a las movilizaciones-- con un mismo objetivo, tan simple como arduo y eternamente esperado: la igualdad de género, la equiparación de hombres y mujeres.

La igualdad para las que salieron a la calle y para las que decidieron no hacerlo, para las mujeres de aquí y las de allá, para las que aguantan un machismo sutil y para las que sufren el estigma de simplemente haber nacido mujer, para las que tratan de ascender en su carrera a pesar de los obstáculos y para las que todavía no tienen acceso a un derecho básico como la educación, para las que quieren ser madres y para las que deciden no serlo, para las que tienen vulva y para las que sin ella igualmente se sienten mujer.

Sí. Hay que hacer ruido, mucho ruido. El 8 de marzo, esta semana y cada día del año también . Hay que hacer una labor pedagógica, feminizar la calle, feminizar la historia, feminizar la política, seguramente la economía. Puede parecer una tontería pero en realidad no lo es. Es cuestión de equilibrio, de equiparación, en suma de igualdad.

Quizás el cargo más poderoso del mundo esté ocupado por un hombre bastante insensible en cuanto al respeto de la mujer se refiere, pero nosotras tomamos la calle el pasado miércoles y la seguiremos tomando hasta que sea necesario. Siendo solidarias, protegiéndonos, tomando conciencia, luchando.

Sí, sólo así se consiguen derechos y sólo así se mantienen ellos.