Nuestra estrella, el Sol, tiene una edad de 5.000 millones de años. Toda una eternidad si la comparamos con la escala temporal humana que se mide en cientos, como mucho, miles de años. Se calcula que está, aproximadamente, en la mitad de su vida y si lo consideramos como una fuente productora de energía, es, para los humanos, renovable e inagotable.

La máquina solar es, así mismo, uno de los motores que determina el clima y por lo tanto condiciona el funcionamiento del ecosistema terrestre.

La fragilidad del planeta y los riesgos derivados del uso de los combustibles fósiles ha situado en primera línea a las energías renovables. En este sentido, parece, incluso, que una de las salidas a la actual coyuntura negativa de los mercados financieros podría ser la activación del mercado energético basado en las fuentes renovables (eólica, fotovoltaica, termosolar y biomasa). Es indiscutible que los estrategas financieros han reorientado, creo que adecuadamente, su objeto de trabajo. Conocedores de ello los estrategas legisladores han cambiado, también, los parámetros de subvención a las iniciativas de nuevas instalaciones de producción de energía fotovoltaica, con la reciente aprobación del Real Decreto 1578/2008 que regula la retribución de la actividad de producción de energía eléctrica mediante esa tecnología.

Es interesante destacar que, en este escenario, aparecen iniciativas demostrativas altamente interesantes. Un municipio catalán, Santa Coloma de Gramanet, con un casco urbano de 3,9 kilómetros cuadrados y 127.000 habitantes, ha puesto en marcha el primer parque solar situado sobre un cementerio. Tecnológicamente no hay ninguna diferencia con otras instalaciones de este tipo, pero, lo que realmente destaca del proyecto es la convicción de que, desde el respeto absoluto al objeto final del equipamiento, existe la posibilidad de su aprovechamiento para la producción de energía. Una experiencia para conocer, sin duda.

Estoy convencido de que en los próximos años veremos el desarrollo de los Planes de Energías Renovables Locales como un instrumento para la mitigación de los efectos del cambio climático y para el cumplimiento del Protocolo de Kyoto en su próxima versión revisada.

Quedan atrás la incredulidad sobre los efectos del cambio climático, las acusaciones al señor Al Gore de ser el mesías de un nuevo movimiento ecoreligioso o la defensa del retorno a la energía nuclear como alternativa única para resolver la demanda energética.

Asistimos ahora a una nueva etapa: el futuro está en las energías renovables, también como una fuente de creación de riqueza y de generación de calidad de vida.

Tenemos por delante muchas generaciones humanas que vivirán de la energía solar. Para que el Sol se convierta en una estrella gigante roja aún queda una eternidad.