Profesor

Mira que hay problemas difíciles en este mundo. Pues ninguno comparable con el de señalar el lugar donde cenaréis en Navidad y Año Viejo. Puesto que la locura transitoria que se apoderó de ti durante el enamoramiento te condujo a casarte con una indígena de Pardaleras de Arriba, ahora te ves impelido a pasar una de esas fechas en el pueblaco. "Como en Año Viejo del año pasado cenamos en casa de tus padres, este año toca en la de los míos". Se te ponen los pelos de punta al pensar que vas a cenar con el gilipollas de tu cuñado "que siempre está presumiendo de coche, de chalé y de hijo, ese Jaimito insoportable". No has calculado bien el frente de ataque, porque en eso estáis igualados. "¿Es que no soporto yo a la lagarta de tu hermana? ¿Es que no estoy harta de que tu padre nos cuente todos los años la misma historia de las figuritas de mazapán que le regalaban en reyes y tu madre me obsequie cada año con un pañito de ganchillo?" Ahora comprendes por qué incluso los rollos de papel higiénico están cubiertos de tan esmerada labor. Abres otra brecha. "Pero si allí no habrá dónde comprar langostinos". Es que te ahogas en un vaso de agua. Los compráis en Zaragoza, al pasar. "¿Y qué hacemos en Pardaleras de Arriba después de cenar?" Podéis ir a un cotillón a Soria, que son sesenta kilómetros. Eso no lo puedes aceptar porque te impediría tomarte el vino blanco con los langostinos, el tinto con el cordero, el champán y whiskyses durante el cotillón. Piensas que tu salvación está en la progenie. "Como que los niños van a querer ir a ese despoblado". Pues mira por donde quieren ir, porque van sus primos y han quedado para que los llevéis a Soria después de cenar. "Pero si va a nevar y la carretera a Pardaleras estará cerrada, porque allí ni hay máquinas ni cosa por el estilo". Bueno, pues hasta la climatología está en contra tuya. "Pero hará mucho frío y no tienen un mal radiador". Parece mentira que desprecies de esa manera la chimenea que construyó su padre, que no hay otra que tire como ella. Con lo que te quiere y te valora su padre. Y no digamos su madre, que te tendrá preparados unos callos, que sabe que te gustan mucho. "Sí, pero de aperitivo. No para comerme todos los días una cazuela. También me gusta la langosta y no la veo". Y si tienes frío te pones una botella de agua caliente en la cama. Te cuadras: "!Pero dos días! Y si pudiéramos ir y venir en el día, mejor". En ese tiempo no puede visitar a su tío Fulgencio y a sus primas y a sus antiguas amigas y a la Cele , que le dio la teta de pequeña, y a doña Eufrasia, la maestra. "¿Y qué hago yo mientras tanto?" Pues crucigramas, pasear por el soto, que en este tiempo está precioso y jugar al cinquillo con el cura. "Y si no, quédate aquí tu solito". Puesto que no puedes permitir que te expulsen de la familia sin indemnización, ¡con los trienios que tienes!, te pones en marcha pero dejando claro quién manda aquí. "El último año que voy a esa mierda de pueblo". Exactamente las mismas palabras que pronunciaste el año pasado y el anterior y...