Dramaturgo

Me cuenta un amigo confidente que en Badajoz existen "cenáculos". ¡Dios, cenáculos en Badajoz! ¡Lo que nos faltaba! Si ya es un castigo lo de soportar las tertulias televisivas, ahora se suman los "cenáculos". Para que luego me invite el lector aquel a que me vaya de Badajoz por no encontrar un solo lado bueno a la ciudad. ¡Me voy a Socuéllamos! Después de esta noticia y del peligro que corremos, me voy. ¿Ustedes se imaginan el peligro que tiene un "cenáculo"? Allí se habla, se conspira, se urden tramas, se tejemanejea, se levantan falsos y no se cena. En un "cenáculo" acabaron con el mismísimo Jesucristo, se destapó Judas, se arrimó Juan y se puso en entredicho Pedro (y porque la Magdalena no estaba, que si no...). Si me dan a elegir prefiero los "tabernáculos" a los "cenáculos", porque por lo menos se bebe un vino aceptable y si las cosas se ponen mal, puedes salir corriendo sin esperar al postre. Jesús esperó al postre... sus apóstoles esperaron otro milagro de Canaán con el vino y miren cómo acabó el "cenáculo".

En los "cenáculos" de Badajoz, me dice el confidente, se miran fotos con lupas, fotos del Frente de Juventudes y de las manifestaciones de los 25 años de paz, para ver si alguno de los rojos oficiales de la ciudad estaba en ellas. También se inventan amores y lances de seda y satén para ir a las esposas y decirles que sus propios tienen líos con hombres, mujeres, niños y animales domésticos. Y se refieren historias de supuestas corrupciones y de sobres con aguinaldos, y de selecciones a dedo para Previsión o cajas de ahorro, y prevaricaciones varias. Luego, me dice, salen a la calle y se esfuman bajo las farolas como sombras de un Badajoz que avanza.