Las paginas de El Periódico Extremadura recogían el pasado día 6 las imágenes de la exposición retrospectiva Retrato de Extremadura 1923-2018, destacando principalmente la de la concentración de 4.000 personas en contra de la central nuclear de Valdecaballeros. Fue una de las primeras medidas, por no decir la primera, que tomó por entonces el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, medida populista amparada en el falso ecologismo que le subió al poder.

Esta exposición fotográfica, vista desde la perspectiva actual, nos muestra una decisión política que destruyó cientos de puestos de trabajo y riqueza. Valdecaballeros era entonces un pueblo con algo más de 1.000 habitantes que se vio sorprendido con el desembarco de cerca de 5.000 trabajadores de todas las regiones de España y extranjeros venidos de Alemania y América. La gente de Valdecaballeros pasó de ganar cuatro duros a tener un sueldo fijo que elevó su nivel social y económico.

Este proyecto nuclear generó ríos de dinero, lo que facilitó la construcción de hoteles, restaurantes y urbanizaciones enteras. Tal fue la riqueza que se creó, que la propia central pagaba fiestas, actuaciones musicales y hasta el agua a los vecinos. Valdecaballeros cerró por orden de Felipe González en 1984, y el pueblo volvió a la rutina y a la miseria anterior. Los 5.000 empleados se marcharon, los hoteles y restaurantes cerraron y solo quedó allí la enorme infraestructura nuclear convertida en un fantasma que todos los españoles hemos venido pagando durante 31 años para hacer frente al pago de 2.043 millones de euros que ha habido que reintegrar a las empresas eléctricas.

Aquellos 4.000 ciudadanos que se manifestaron en Valdecaballeros deberían darse hoy una vuelta por el único pueblo de España que tuvo una tasa de paro bajo cero. ¡Muchas gracias una vez más señor Ibarra por su política social¡