TNto todas las informaciones médicas acerca de nuestros hábitos alimenticios son deprimentes. Para compensarnos de las alarmas que nos llueven cada día, de vez en cuando nos regalan los oídos con alguna buena noticia. La última es el estudio que se ha llevado a cabo en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Alcalá de Henares, según el cual el consumo diario de dos cañas de cerveza de 200 miligramos puede ayudar en la prevención de la enfermedad de alzheimer.

El sabio doctor Alois Alzheimer estaría encantado con este descubrimiento: él había nacido en Marktbreit, en el estado de Baviera, donde reina esta bebida, inventada por los sumerios 4.000 años antes de Cristo. Bien, ya no reina tanto como antes, todo hay que decirlo. Según las estadísticas, la pasión cervecera de los alemanes --de los europeos en general-- ha ido decreciendo en los últimos tiempos. La gente se ha ido decantando más hacia el vino, el champán y los refrescos.

Alois Alzheimer (1864-1915: murió a causa de una insuficiencia renal) diagnosticó la nueva enfermedad, en noviembre del año 1906, a una paciente ingresada en el hospital de Fráncfort. La mujer --que falleció justo a la misma edad que el doctor, a los 51 años-- presentaba un cuadro clínico caracterizado por delirios, pérdida de memoria, desorientación temporoespacial, trastornos de la conducta y del lenguaje... El mal de alzheimer es hoy una auténtica plaga. Lo padecen más de 22 millones de personas en todo el mundo. En España, hay diagnosticados 600.000 enfermos, pero los cálculos anuncian que esta cifra puede doblarse en los próximos veinte años. Gajes del envejecimiento de la población.

Primero fue el whisky. Después, el vino tinto, ambos vasodilatadores. Ahora, en previsión del alzheimer, la cerveza. Habrá que volver al clásico tomar unas cañas .

*Periodista