THtace seis meses no hubiera dormido en un banco del parque como ha hecho esta calurosa noche de julio. No hubiera visto, borrosamente, la imagen flanqueada por sus párpados semiabiertos de los pasos rápidos de los primeros transeúntes de la mañana; ni hubiera oído el zumbido de los aspersores salpicando el agua sobre el césped; ni la respiración ronroneante del camión de la limpieza.

Hace seis meses Santi , El Jalopo , que es como le llaman sus colegas, dormía en un albergue para indigentes por culpa del frío. Santi El Jalopo es un tirao para muchos, un alcohólico que estampa su imagen desarrapada en cualquier banco del parque y deteriora el bello entorno ajardinado.

Hace 6 años Santiago dormía en una cómoda cama de una habitación de un ático de 140 metros en uno de los mejores barrios de la ciudad. Hace 6 años Santiago vivía con una mujer a la que amaba, y con dos hijas a las que quería y quiere muchísimo.

Hace 5 años la empresa en la que trabajaba quebró y él, técnico industrial, se vió en el paro con 32 años. Sabía que no tardaría en encontrar un empleo similar al perdido, pero tras tres meses sin trabajar se deprimió y comenzó a darle a la bebida.

Hace tres años su mujer, que había recurrido a lo indecible para sacarle del alcohol, le pidió la separación. No pudo aguantar más a su marido; y Santiago se hundió del todo porque no pudo aguantar la ausencia de su mujer.

El Jalopo se ha sentado en el banco que le ha servido de camastro, y del viejo bolso que no abandona nunca ha sacado el desayuno: una ristra de chorizo y una pastilla de chocolate. A él se han acercado sus colegas El Tinieblas y El Candi , para recibir su ración.

La vida a veces da profundas e inesperadas puñaladas y ellos saben que tarde o temprano se les unirá un nuevo comensal.

*Pintor