Sobrepasado en algunas encuestas por Ciudadanos como primer partido, el PP preparaba la convención de Sevilla para recuperar el voto conservador que se ha ido al partido de Albert Rivera. Debía debatir, entre otras cuestiones, sobre propuestas como una ley de lenguas para garantizar la enseñanza del castellano en todas las autonomías -por cierto, podría aprovechar para promover la presencia del catalán, el euskera y el gallego en toda España-; una ley contra la violencia infantil, mejoras en la ley de protección de víctimas del terrorismo o medidas contra el yihadismo y de atención a las familias de desaparecidos. Todo ha sido sepultado por el varapalo que significa la liberación en Alemania del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y, sobre todo, por el escándalo del máster de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes.

El caso del máster ha arruinado la convención sevillana del PP porque la posición de Cifuentes es cada día más insostenible tras quedar en evidencia sus mentiras y las falsedades documentales en la Universidad Rey Juan Carlos, que le otorgó un título para cuya obtención ni asistió a clases ni se presentó a exámenes y hay serias dudas de que presentara el trabajo final, que no aparece por ningún lado. Presionado por la moción de censura del PSOE con el apoyo de Podemos, Ciudadanos, que se resistía a retirar el apoyo a Cifuentes, lanzó un ultimátum en el que emplazaba al PP a apoyar una comisión de investigación o, en caso contrario, pediría la dimisión de la presidenta. Dos horas después, el PP aceptó la comisión, «si es conforme al reglamento de la Asamblea», pero esta maniobra solo servirá, en el mejor de los casos, para ganar tiempo. En el pacto de investidura de Ciudadanos con el PP madrileño figura un punto que prevé la dimisión de cargos públicos que hayan falsificado su currículo. El máster fraudulento de Cifuentes cumple ese punto y lo supera en gravedad. Por eso sorprende que Rivera, tan exigente en otros casos, sea ahora condescendiente.

Rajoy ha reiterado su apoyo a la presidenta madrileña, con la salvedad de que habrá que esperar a lo que diga la justicia. En cualquier caso, la dimisión de Cifuentes o su revocación con la moción de censura es inaplazable. Ciudadanos será responsable si eso no ocurre y su imagen de regeneración quedará muy tocada.