Este verano se celebra la cincuenta edición del festival de Mérida, tiempo durante el que los restos romanos de su teatro y anfiteatro han visto desfilar a los mejores artistas de la escena nacional e internacional. Y aunque su génesis es teatral, no se ha obviado en este medio centenar de certámenes la danza, la música y también la ópera. Más aún, en el mundillo artístico es todo un orgullo estrenar en Mérida, lo que da idea de la importancia que en el panorama nacional tiene el festival de teatro más sólido e importante de España, reconocido también internacionalmente.

Han sido años con más luces que sombras y con un paréntesis en torno a la guerra civil española. Pero no hay duda de que el festival emeritense ha sido uno de los mejores reclamos que ha tenido Extremadura para dar a conocer también su arte, su historia y el excepcional medio natural en el que vivimos. Y como no podía ser de otra manera, una efeméride como la de este año merecía un programa especial, que además se prolonga excepcionalmente durante dos meses. Mayor presupuesto y grandes estrellas de dentro y fuera del país garantizan un éxito de público y mayor proyección de la comunidad en este 2004 del cincuentenario del festival.